Que Roca Rey es un torero que sabe torear no lo dudo, de hecho lo vimos hace poco en el Domingo de Resurrección sevillano, pero su Feria de San Isidro ha sido de lo más discreta. Es cierto que los toros no le han acompañado (menos aún el viernes pasado), y él, aún así lo ha intentado. El problema es que lo ha intentado a base de espaldinas, que pueden ser un buen recurso, pero no se deben convertir en el toreo fundamental. El toreo fundamental es otro: citar, templar y mandar; ofrecer la femoral, cargar la suerte y ligar los pases, pero no ha hecho nada de esto el peruano, ya que el público le jaleaba su toreo festivalero del arrimón. Eso aquí no vale, no es suficiente para cortar una oreja o eso creo, porque parece que este año sí lo es (ya lo saben bien Castella y Roca).
Roca Rey me impresionó la primera vez que lo ví, pero vistas dos faenas suyas, vistas todas. Antes de que cogiese la muleta ya sabía como iba a empezar sus faenas. Evidentemente hace falta mucho valor para pasarse el toro tan cerca, pero ya no me impresiona porque ya sé lo que va a hacer en cada momento.
Perera dejó alguna buena serie con la derecha pero sus faenas tuvieron mucha intermitencia.
Talavante estuvo inteligente. En su primera faena cayó el diluvio y poca gente estábamos atentos de su faena, por lo que pensaría, que para qué jugarse la vida sin que nadie le hiciese caso y abrevió. En su segundo toro, probó, vio que se apagó rápido y tampoco se pasó de faena, lo que se agradece.
Mala corrida de Victoriano que cada vez que viene dos tardes a Madrid (este año además con otros dos toros en el mano a mano de mañana) en una, al menos, pega el petardazo.
Crítica taurina 
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