Hacía falta un choque de trenes así, una figura con un torero emergente (que para mí también es figura). Mano a mano con alicientes, porque además, la Puerta Grande de Ginés el año pasado fue la tarde en la que El Juli le confirmó la alternativa.
Sin embargo, este año se llevó el gato al agua el Juli con una faena excepcional al tercero de la tarde, un toro colorado de Alcurrucén de nombre «Licenciado», como aquel que le cayó en suerte el año pasado a Juan del Álamo.
La rivalidad ya se atisbó en el primer toro en forma de quites. Buen quite de Ginés Marín por gaoneras, replicado con unas chicuelinas de mano baja de Julián.
El toro no dio muchas opciones, al igual que todos los del lote de Ginés Marín, que se la jugó, siempre bien colocado, citando de frente en el primero e intentado ligar las series posteriormente. Ginés es todo torería, desde su forma de entrar a la cara del toro como al salir, sus remates… Por eso Madrid le espera y se hacía ese mágico silencio de expectación cuando cogía la muleta. Tragó tanto que sufrió dos revolcones muy feos. Habrá que verle en la Beneficencia.(*)
Sin embargo, El Juli cuajó una obra cumbre con su segundo toro, muy en el encaste Núñez, que no se definió de primeras, pero al coger la muleta el torero de San Blas se vino arriba, gracias al inicio poderoso del Juli, por abajo, sometiéndole, que era justo lo que pedía el toro, y además, fue precioso.
A partir de ahí, el toro haciendo el avión y El Juli bajándole la mano y ligando las series, mucho menos ventajista que en otras ocasiones. Ceñido, con la derecha y con la izquierda, y toreando, lo que no se hizo ayer. Dejó un natural tras el cambio de mano larguísimo y unos trincherazos de cartel. Te puede gustar más o menos pero es indiscutible que ayer estuvo muy bien.
Era faena de dos orejas, pero su ya clásico y horroroso «julipié», que además no fue preciso y dejó media espada tan solo, le hizo perder la Puerta Grande. La oreja, de ley, en la que probablemente es la faena de la feria (al menos hasta ahora) y quizás la mejor suya en el coso capitalino.
Con el sexto, pensaba redondear la tarde, pero estaba lesionado y no pudo hacer nada.
Buena tarde la de hoy.
* Hay que destacar el gran puyazo de Agustín Navarro en el sexto de la tarde, un tacazo de Victoriano que rozaba los seis años, el mejor presentado de una corrida aceptable pero justita en líneas generales.