En el año 1789 la población francesa se sublevó contra el rey absolutista Luis XVI en un acto que marcó el final del Antiguo Régimen y con ello de la Edad Moderna, comenzando así la Edad Contemporánea.
Pues bien, parece que el Antiguo Régimen en el toreo sigue vigente.
En la Edad Media y en la Edad Moderna se usaba un sistema feudal: el señor protegía a sus vasallos a cambio del trabajo de estos, y eso viene siendo lo que pasa en el toreo. Unos toreros torean para sus apoderados-empresarios (que cobran una buena comisión) a cambio de que les pongan en los carteles, y si te sales de este sistema, estás muerto.
Ese sistema, que ahora está más que nunca en boca de todos tras la retirada de Talavante, uno de esos toreros que perteneció a él, pero ahora se ha transformado en un «Judas» para la clase poderosa. Es más, ha formado parte de la Revolución entrando en el bombo de Otoño, una Revolución que aquí también es francesa y tiene el nombre de Simón Casas. Ojo, no creo que sea el salvador de la fiesta, pero sí una persona importantísima para la misma.
Seguimos encorsetados en una pirámide rígida que es un reflejo de la sociedad medieval y no del siglo XXI, donde a los toreros que no les lleva una empresa de la cúspide les es prácticamente imposible cambiar de escalón de esta pirámide, porque no se les da oportunidades de entrar en los carteles, y si se les da (después de diez años en algunos casos como Emilio de Justo) será con corridas «duras». Por eso, el bombo es lo más justo, y El Juli, entre otros, debería tener empatía con esos toreros y pelear de tú a tú, y escuchar al aficionado porque ese consenso del que ayer hablaba Julián en cierto modo existe… entre el aficionado, no entre los toreros como él busca. Porque no nos engañemos, esto también pasaba en la Europa del siglo XVIII. Cuando un país tenía dificultades buscaba aliados, tal y como hace hoy en día el diestro de San Blas.
Además, Ponce planteaba hace pocos días una renovación en la tauromaquia, así que debería predicar con el ejemplo y apuntarse varias tardes al bombo, ¿o no? Pero mucho me temo que no es la renovación de la que él habla.
Al menos coincidimos en algo, hay que renovar ciertas cosas porque el sistema está obsoleto, y para ello nos tenemos que fijar en los espectáculos que lleven a más gente que los toros. En España solo hay uno, el fútbol. Te puede gustar más o menos, tendrá problemas internos, pero el sorteo que se utiliza por ejemplo en la Champions League o los mundiales es lo que busca Simón Casas.
Las figuras lo son por algo, hasta ahí de acuerdo. ¿Merecen privilegios? Pues ahí ya tengo más dudas, pero la solución que plantea Simón es buena. Una corrida del bombo «A» para ellos y a partir de ahí, sorteo puro. Como sucede en el fútbol: fase de grupos con cabezas de serie y luego ya el sorteo de verdad. Y quien no quiera apuntarse a la segunda o tercera tarde se está «suicidando» profesionalmente. Es como no comparecer a un partido y «autoeliminarse». Y si te eliminas evidentemente no juegas la final de junio, que bien podría ser aquí la Beneficencia, así que no valen trampas cómo ausentarse del bombo pero venir en corridas especiales.
Veremos qué pasa, si la Revolución triunfa y se acaba, o no, con el Antiguo Régimen en la tauromaquia.
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