Siempre, al comenzar una nueva temporada, nos surgen las mismas preguntas a los aficionados. ¿Quién será el torero triunfador?, ¿cuál será la ganadería más regular?
Estas preguntas son francamente difíciles de contestar porque todo depende de cómo se dé la simbiosis toro-torero, en especial, en Madrid, Sevilla y Bilbao. Estas tres plazas marcarán la temporada y, junto con otras como Pamplona o Valencia, servirán para dictaminar quiénes habrán sido los mejores.
No obstante, en este artículo no me quiero centrar en ello, si no en cuáles serán las revelaciones del año.
En el plano ganadero creo que puede ser el año de Algarra. Parece que volverá a Madrid y ahí puede confirmar el buen momento que atraviesa, y por qué no, ojalá también despunte alguna ganadería de encaste minoritario. El pasado año ya lo hicieron Valdellán, Pallarés y Los Maños y Monteviejo en novilladas. A estas divisas las deben poner en las grandes ferias, siempre y cuando tengan ganado para ello.
Con ganaderías de esta índole, de las las llamadas duras, deben entrar toreros como Gómez del Pilar o Tomás Duffau, que han hecho méritos para ello, en especial, el primero.
En este circuito tampoco nos deberíamos olvidar de Ritter o Juan Leal, por ejemplo.
También ha demostrado que sabe torear estas ganaderías Javier Cortés, aunque su gran faena fue a un Domecq de Joselito el 2 de mayo. Ya fue una de las revelaciones del 2018, y este año debe dar un paso al frente, al igual que Pablo Aguado. Ambos deberían estar presentes en varias ferias de primera.
Hay otros toreros que tienen un gran concepto y están parados, véase Posada de Maravillas o Tomás Campos. Estos toreros también se merecen un hueco, al igual que otros que estoy seguro que, al menos en Madrid, se lo darán, como Francisco José Espada, Cristian Escribano y Juan Ortega. Todos ellos tocaron pelo en Las Ventas el pasado año.
Más difícil lo tendrá Gonzalo Caballero después de su rajada en la gala de San Isidro.
Rizando el rizo, aparecen nombres como Daniel Crespo, Borja Jiménez, Diego Carretero y Alejandro Marcos, que han demostrado sus buenas formas en su etapa novilleril, pero están muy poco rodados.
Y el que creo que debe estar sí o sí en San Isidro después de todo lo que ha luchado desde su percance en Toro es David de Miranda.
Igualmente, los que han sido revelaciones de los últimos años (para mí este año fue Emilio de Justo, y el anterior, Ginés Marín) se deben poner en figura. Y en especial creo que Ginés Marín debe ocupar el rol que tenía Talavante (que no es poca cosa), siendo fiel a su concepto, por supuesto. Tiene que ser ese torero que guste a público y a aficionado, que hace el toreo clásico y de verdad, pero sabe también improvisar en la cara del toro sorprendiendo a todos, y ha demostrado que sabe hacerlo. Y, además, tiene una torería innata; solo le falta regularidad, pero tampoco es en lo que más ha destacado Talavante precisamente.
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