Hoy ha finalizado la primera feria de primera del año. Acabaron Las Fallas, que han dejado más cornadas de lo habitual, desde la de Chacón, que fue la primera, hasta la de Ponce, la última y también la más problemática. Aunque la cornada no fue grave, sí lo han sido las múltiples lesiones que ha producido en su rodilla maltrecha, que prácticamente le obligará a cortar la temporada, aunque no lo haya anunciado, porque luchará por volver antes de que esta finalice. Toda la fuerza desde aquí para Enrique.
En esta feria de sustos, hasta un caballo de Sergio Galán sufrió una cornada en la matinal de rejones.
Además, hubo dos toreros (Fortes y Emilio de Justo) que causaron baja en Valencia, y Toñete, llegó por los pelos.
Lo más destacado de la feria fue, sin duda, la reaparición de Paco Ureña, torero abanderado de la pureza. Esa pureza no la ha dejado de lado el lorquino a pesar de perder su ojo en el pasado mes de septiembre. Volvió prácticamente como se fue, pasándose los toros cerca, con pureza y más natural, menos «roto».
Su quite por gaoneras al primero de la tarde, hecho una estatua, fue toda una declaración de intenciones. Me recordó al quite que realizó en San Isidro a un toro de El Puerto.
A su primero le recetó unos estatutarios sensacionales rematados con un bonito trincherazo, pero se quedó pronto sin toro por las fuerzas de este.
Paco necesita ganaderías más encastadas para lucir, aunque entiendo que esté eligiendo los «juanpedros» en las ferias al no ser tan exigentes como los «albaserradas» por ejemplo, para irse probando poco a poco, pero, ojalá, aunque sea el próximo año, le volvamos a ver con ganaderías duras y comerciales a partes iguales.
Con su segundo dejó series muy logradas.
Otra de las notas más altas fue para Roca Rey. El peruano sigue con su idilio con el público valenciano y cortó tres excesivas orejas en un ambiente triunfalista.
Estuvo bien, pero los fallos con la espada no concuerdan con el resultado final de sus obras. Una vez más, su tarde fue la primera en colgar el cartel de «No hay billetes».
Sin duda, en la feria de Fallas también el toro ha tenido una gran importancia, pero no siempre por los motivos deseados. En primer lugar por los bailes de corrales ya habituales en la ciudad del Turia. Pero es que esto, no sirve para mejorar la presentación de los toros que saltan al ruedo. Las corridas de Victoriano del Río y Alcurrucén, de las que se rechazaron muchos toros, no estuvieron bien presentadas, aunque sí mejor que las de Jandilla y Juan Pedro Domecq.
Y del lado positivo, hay que destacar dos sensacionales toros, muy distintos entre sí: «Horroroso» de Jandilla y «Damasco» de Fuente Ymbro.
Al primero, lidiado por Castella, se le pidió con muchísima fuerza el indulto, pero el presidente obligó a Sebastián a entrar a matar después de que escuchase el segundo aviso. Vuelta al ruedo al toro, muy enclasado y bravo, que Castella solo había lucido solo por el pitón derecho. Nos quedamos con ganas de ver más como iba por el izquierdo, pero el toreo al natural cada vez va menos ligado a Sebastián Castella, por debajo del toro. Creo que para valorar si es de indulto o no hay que tener en cuenta también las emociones que suscita en cada uno, para lo cual hay que estar en la plaza y, como lo vi por televisión, no entro a valorarlo. Lo que sí tengo claro es que fue mejor que «Pasmoso», el último toro indultado en Valencia.
El otro toro premiado con la vuelta al ruedo, de manera justa, fue «Damasco», un toro que me ha recordado mucho a «Hechizo», lidiado en la pasada feria de San Isidro también por Román. Un torrente de casta y un toro muy pronto, de los que le gustan a Ricardo Gallardo. El mejor dentro de una corrida muy buena de la divisa gaditana donde solo falló el primero de Ginés Marín. La mejor corrida en conjunto, sin duda.
Por último, procedo a hacer un breve recordatorio de cada tarde:
La feria la abrió una «victorinada» de la que se esperaba más, con la que Chacón firmó una tarde heroica tras sufrir una cornada. Rafaelillo y Varea estuvieron correctos.
El lunes y el martes llegaban las novilladas con caballos, en las que hubo un nombre propio: el valenciano Borja Collado. La otra cara de la moneda fue, el también torero de la tierra, Miguelito, muy verde y sin decir nada.
También hay que mencionar el poso que está adquiriendo Ángel Téllez, a punto de tomar la alternativa en Guadalajara.
El miércoles, terna de jóvenes con los toros de Alcurrucén. Álvaro Lorenzo estuvo bien con el peor lote, reposado, todo lo contrario que Luis David, con su toreo «efectista» que busca una rápida conexión con el público, pero que al aficionado, no le llega.
No obstante, lo mejor de la tarde llevó la firma de Pablo Aguado. Estuvo muy torero, dejando buenas sensaciones sobre todo en el tercero, pero fuera de sitio en muchos pases. Si mejora su colocación en el cite, hay un torero muy importante. En el sexto, sin embargo, me esperaba más de él. No supo templar al áspero toro de Alcurrucén, aunque con el tiempo, seguro que lo conseguirá.
El jueves, cartel de «pegapases» con una corrida de Zalduendo bien presentada, pero vacía por dentro. Todos se fueron al suelo y Ferrera estuvo pesado con ellos. El Fandi dio espectáculo con el capote y las banderillas como le gusta a sus partidarios y, López Simón estuvo muy firme, descerrajando la Puerta Grande en un toreo más de arrimón que de arte.
Por fin, el viernes, se llenaba la plaza al reclamo de Roca Rey y no defraudó. Al margen del peruano del que ya hemos hablado antes, El Juli no tuvo ni toros, ni su día. Faenas sin emoción ninguna. La tarde de la alternativa de Chóver también fue similar para el diestro apoderado por «El Soro».
El sábado el cartel quedaba en mano a mano Ponce-Ureña por la baja de Manzanares. Me parece acertado, porque no había ningún torero que fuese a subir el nivel del cartel. Además de la actuación de Ureña comentada al principio del artículo, se vio a un Ponce tirando más de recursos como la «poncina» que preocupándose de hacer el toreo de verdad, que es en lo que siempre ha destacado. Se habrá dado cuenta que la gente le aplaude igual este toreo accesorio que el de enroscarse el toro a cintura con elegancia.
El domingo llegó la polémica del «casi indulto» del toro de Jandilla y quedó en el olvido la pobre imagen que dio un Cayetano en decadencia a pesar de su corta trayectoria. Urdiales no tuvo toros para hacer su toreo. Esperemos que no le pase como hace cuatro años, cuando no le embistió una corrida por salirse por voluntad propia del circuito de ganaderías que le habían dado el éxito.
El lunes, la sinsentido de la mixta con Toñete en el cartel. Hizo un esfuerzo muy grande por llegar tras la cornada de Olivenza pero no transmitió nada. No pintaba nada en ese cartel con dos máximas figuras como son Ventura y Ponce.
Diego brilló son sus tres caballos estrella («Sueño», «Dólar» y «Nazarí»), pero nos tiene muy mal acostumbrados. Esta vez no estuvo cumbre.
A Enrique Ponce se le iba su feria sin la Puerta Grande y en su último toro (que brindó al Valencia por su centenario) se puso a hacer el toreo clásico y puro. Una serie a pies juntos con naturales de perfil, poco habitual en él, fue excepcional por temple y ajuste, pero inmediatamente llegó la cogida y la grave lesión, que ojalá no le deje secuelas.
El día de San José, contaba con doble sesión. La matinal de rejones por la mañana y por la tarde la corrida del Puerto, en la que «Finito» sustituyó a Emilio De Justo. Una sustitución que no entendí, pero lo cierto es que «El Fino» derrochó arte y torería desde el primer momento, porque para empezar, es el que tiene los vestidos más bonitos, siendo esta una opinión muy subjetiva, claro está. Especialmente me gusta este vestido de la sastrería de Pedro Escolar que estrenó el año pasado en Córdoba.
Con la muleta dejó destellos de arte en forma de ayudados por alto, trincherazos, cambios de mano y también algún derechazo y naturales buenos.
Me gustó mucho. Hay pases de sus obras que no se olvidarán, aunque se cantase más la actuación de Román, en la que no quedará ninguno para el recuerdo y no quiero decir con esto que estuviese mal. Estuvo valiente con su toro de vuelta al ruedo pero se le fue con las orejas al desolladero, igual que su segundo, quizás por una aparente lesión en su muñeca que le impedía matar. El caso es que no fue la tarde con la espada de ninguno, porque los tres fallaron con ella. Ginés perdió posiblemente la Puerta Grande con el sexto. Después de estar apático con el peor de la tarde, en el que cerró la tarde y la feria se quitó la espina, volviendo a ser ese torero que conquistó hace dos temporadas casi todas las plazas de España.
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