UN DISPARATE DE PRESIDENCIA

Las protestas durante la feria se han centrado (con razón) en Gonzalo Villa Parro, pero hoy el señor Trinidad López-Pastor ha dado una pésima actuación desde el palco.
Una oreja de muy poco peso a Ureña, una Puerta Grande de menor valor aún a David de Miranda y un toro devuelto durante la faena de muleta ha sido el balance de su tarde.

Confirmó David de Miranda, empezando por estatuarios y mostrando sus buenas maneras en el primero, un animal parado y sin recorrido, y dejando una buena faena en el sexto, basada sobre la mano derecha y, en mi opinión, en ningún caso de dos orejas.
Poderoso con la mano derecha, enloqueció unos tendidos ansiosos de ver algo. Sin cuajar al toro al natural, ni parar el tiempo, no se pueden cortar dos orejas en Madrid, como ya dije el día de la Puerta Grande de Perera.
Las series sobre esta mano fueron muy ligadas y eso provocó el delirio del público que hoy abarrotaba la plaza, pero a mí no me emocionó en ningún momento. Lo siento por él, porque ha luchado muchísimo, pero para mí es una Puerta Grande muy justita.
Con la pierna algo retrasada y sin un muletazo para el recuerdo, fue suficiente para desorejar al único buen toro de otra mansada más de Juan Pedro Domecq. Seguimos de rebajas.

La tarde empezó con una gran ovación para Paco Ureña, que volvía a Madrid por primera vez tras su grave percance de Albacete. Puro, quitó por escalofriantes gaoneras al primer toro del Juli, sin importarle el viento, pero fue desarmado.
Con la misma pureza, sacó en terreno de tablas todo lo que pudo de un manso de Juan Pedro, citando cruzado y vaciando el muletazo detrás de la cadera.
La faena iba camino del premio, pero una vez más erró con los aceros. El público le obligó a dar una vuelta al ruedo. No hay duda de que Paco Ureña, a pesar de no haber abierto aún la Puerta Grande de Las Ventas, es torero de Madrid.
En el quinto de la tarde, realizó una faena de corte similar, pero menos rotunda, y cortó una oreja de poco peso. De nuevo se hizo el silencio durante la faena y se le pidió dicha oreja por el beneplácito del público. Yo, por mucho que me guste Ureña, considero que con esa oreja se puso muy bajo el listón que debe tener Las Ventas.

Si la faena de Paco es de una oreja, la de David de Miranda es de dos, pero ya saben mi opinión sobre la actuación del presidente de hoy.

Con El Juli lo único que quedó claro es el buen ojo que tiene a la hora de elegir ganaderías. Su inteligencia le busca escoger ganaderías bravas, pero no demasiado encastadas. El mejor ejemplo de ello es Garcigrande. La divisa de Justo Hernández es la preferida por Julián, y es que echa un alto porcentaje de toros de triunfo. Todo lo contrario a Juan Pedro Domecq, un hierro en un mal momento y que El Juli no habría elegido. Estaba en esta corrida porque sustituía a Ponce.
Sin opciones y muy molestado por el viento, pasó de puntillas por Las Ventas.
En el primero abrevió y, al segundo, lo exprimió en la muleta con pases al hilo del pitón y hacia fuera. Este toro fue un sobrero de Algarra que salió después que fuese devuelto el titular de Juan Pedro por lesionarse una mano ¡al comienzo de la faena de muleta! Una vergüenza.
Mató ambos toros con unos horrorosos «julipiés’ caídos y fue pitado.

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