Román cogió la triple sustitución del lesionado Emilio De Justo. Ayer Nimes, hoy Madrid y mañana Vic.
De los seis toros que tenía que matar, se ha quedado en la mitad, en tres, en el primero de hoy en Las Ventas.
¿De qué le sirvió aceptar el reto y matar la de Baltasar Ibán? Pues sí, para llevarse la cornada más fuerte de su vida.
Los «ibanes» son complicados y por eso pocos acceden a matarlos. Uno de esos pocos es Román, un torero que no mira el hierro y que se había ganado este puesto por la buena feria que llevaba. Además, lo apodera la empresa. Pero como hemos visto, no era un regalo.
El tercero de la tarde fue un manso con mucho genio, que desarrolló sentido, derrotó durante toda la faena y embistió a arreones.
Román echó la pierna adelante, en una vibrante faena, aunque trompicada por esos arreones del toro, imposibles de templar.
Cuando se tiró a matar, todavía tenía guardado un último derrote el toro, y esta vez, fue certero. Soltó la cara el de Ibán prendiendo al valenciano por el muslo durante unos instantes interminables. El boquete en su pierna era evidente. La sangre, abundante, y se reflejaba en el pitón del toro, teñido de rojo.
El pronóstico, como se suponía, es muy grave.
¡Pronta recuperación torero!
Se le otorgó una oreja que recogió la cuadrilla por la cogida. No me pareció faena de oreja, pero era lo de menos.
Importantísima la feria para Román.
Antes había salido un inválido de Baltasar Ibán en primer lugar, reemplazado por un toro de Montealto muy corraleado.
Curro Díaz no se confió con él.
Sí lo hizo con el segundo de su lote. Dejó la montera en las tablas, lo más cerca posible de la enfermería, en un gesto de respeto por Román, que acababa de ser herido pocos minutos antes. Con ese ambiente extraño tras la grave cornada, Curro empezó por bajo. Muy torero.
Las series con la derecha tuvieron altibajos. Citó con la figura algo inclinada, pero en el momento del pase la ponía erguida, componiendo bellos muletazos. Un derechazo encajado de riñones y desmayado fue un cartel de toros.
Al natural no hubo casi nada y la faena no fue redonda, aunque sí medida y hubo pinceladas de arte. Insuficiente para cortar una oreja en Madrid, pero hoy, ni se protestó por esa conmoción que aún sufría la plaza.
Le quedaba aún el tercer cartucho al ser el director de lidia y estar un compañero en el hule.
No le facilitó la tarea el astado y, aunque esta vez realizó todo el trasteo sobre la mano izquierda, la faena no cogió vuelo en ningún momento.
Pepe Moral no está este año. No sé si influirá la mano de Julián Guerra o no, pero no ve nada claro.
El segundo fue otro toro justito de fuerzas con el que dejó alguna serie ligada, pero sin muletazos de nota.
Peor estuvo en el quinto. Mucho peor. Ya no solo por su faena, sino por el uso de los aceros. Se eternizó con la espada y el descabello y fue pitado.
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