Cuando uno acude a la plaza a ver un desafío ganadero, lo menos que espera es poder ver algún tercio de varas en condiciones. Sin embargo, hoy todos los elementos se pusieron a la contra para que esto no sucediese. Los toros no pusieron de su parte, eso es cierto, en especial, el manso de Rehuelga que cerró plaza, pero menos pusieron los toreros y los propios picadores.
Y ¡ojo!, qué no lo digo precisamente por el tercio de varas del sexto, al que hubo que picar en la querencia, y parte del público lo censuró.
En Las Ventas parecen existir ciertos dogmas que no se pueden romper, pero deben saber que si un toro es manso, hay que ir a por él, aunque se pasen las líneas de cal o no se pique en la Puerta Grande. El toreo no son matemáticas.
El problema viene cuando el toro sí puede (o se podría intuir que puede) prestarse al lucimiento en el tercio.
Si el torero no lo luce en este tipos de corridas, malo. Ya tiene al aficionado encima, que le apetece ver al toro en todos los aspectos de la lidia. Si además, le das un montón de capotazos para colocarlo (como ha hecho Oliva Soto), peor, porque son pases que pierde con la muleta.
A todo esto, hay que sumarle lo más importante: los picadores siempre pican atrás, pero es que encima a los toros que no son de Domecq les dan de lo lindo, y en esa zona les pueden provocar lesiones… en el caso que acierten a picarle, porque hoy hemos visto como no eran capaces ni siquiera de acertar a picar al toro, dando puyazos al aire. Preocupante.
Esto sucedió en el tercero de la tarde. Con él, Oliva Soto pasó mucho miedo, lo cual debería hacerle replantearse seriamente su futuro en esta profesión. Incapaz de quedarse quieto, echaba la pierna hacia delante y la escondía en el momento del embroque.. no fuese a ser que pasase cerca el toro. Sin cargar en ningún pase la suerte se le fue sin torear este «santacoloma».
Poco mejor estuvo con el quinto. Un toro que no humilló, como toda la corrida (defecto típico del encaste). Oliva Soto pasó el trámite con más pena que gloria, descabellando con una cruceta teledirigida por la distancia a la que lo hacía. Escuchó palmas de tango en sus dos toros, aunque ya había matado a uno antes.
El primero de la tarde hirió de gravedad al mexicano Arturo Macías, que fue trasladado a la enfermería con una cornada de 25 centímetros. Hasta ese momento había transmitido poco con un toro de Pallarés que no tenía recorrido, en especial, por el pitón izquierdo, por donde se revolvía. Al final de la faena, molestado también por una pequeña racha de viento, llegó la cogida.
Tomás Dufau era el tercer espada de la corrida, y tuvo que lidiar a dos ejemplares. Se llevó el mejor lote, puesto que el segundo y cuarto (uno de cada ganadería) tuvieron opciones. En el lado opuesto, le tocó vérselas con el incierto y manso de libro que hizo de sexto.
El francés demostró su gusto toreando con la mano derecha, pero su lote no pedía acompañar. Pedía someter. Sobre todo el de Pallarés. Se puso bonito Dufau y el toro protestaba. Debió empezar por bajo para poderle, pero se puso directamente a torear. Al natural, casi nada. Estuvo por encima el toro del torero.
Con el cuarto, pasó algo semejante. De nuevo trató de torear vertical y desmayado, pero dándole mucho pico al toro. La falta de ceñimiento impidió que la faena cogiese vuelo. El toro se apagó y Dufau no había sido capaz de aprovechar sus embestidas. Aún así, actuación más digna que la de Oliva Soto.
La espada también le funcionó,
tanto en estos, como en el sexto, con el que debería haber abreviado.
Plaza de toros de Las Ventas (un cuarto de plaza): desafío ganadero de Santa Coloma – Buendía: tres de Pallarés y tres de Rehuelga en el tipo del encaste, excepto los dos últimos, en especial el cornipaso sexto. Destacaron segundo y cuarto, aplaudidos en el arrastre, aunque todos pecaron de falta de humillación.
– Arturo Macías (de azul marino y oro): herido.
– Oliva Soto (de azul marino y oro): silencio en el que mató por Arturo Macías, bronca fuerte y bronca más leve.
– Tomás Dufau (de azul marino y oro): ovación con protestas, silencio y silencio.
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