Adolfo Martín ha echado una corrida muy mala en Madrid. Nada tuvieron que ver estos toros con los de San Isidro. Entonces la corrida de Adolfo fue elegida como la mejor de la feria (de forma algo cuestionable). De hecho, el mejor toro de aquella tarde en un principio estaba reseñado para la tarde de hoy. «Español» fue un toro muy encastado. Sin parecido con los «adolfos» de hoy, que tuvieron poca casta y menos bravura. Algo de casta siempre tienen los toros de encaste Albaserrada, pero no fue nada a destacar en el día de hoy.
No obstante, hay que decir que los dos primeros tenían buena condición. Repetían e iban muy por abajo. Humillaban. El problema fue que el segundo se dolía de la pata derecha y debió ser devuelto. El primero se vino abajo cuando Curro cogió la muleta. Ya conocen el dicho de que si un Victorino embiste con el capote, no lo hace con la muleta. Y Adolfo viene de Victorino.
Ni Curro Díaz ni López Chaves tuvieron opciones con ninguno de estos toros y, por eso, debían haber abreviado.
En el cuarto toro de la tarde Curro Díaz dejó los mejores muletazos de la tarde en forma de remates. No cuajó al toro, pero al menos dejó un enorme cambio de mano y detalles en los pases por bajo, como un pase del desdén. Pinchó y cobró una buena estocada en el segundo intento.
El quinto de la tarde no quería ni ver el ruedo. En varias ocasiones volvió a meterse en los toriles. Tardó mucho en ir a por él Domingo López Chaves.
Una vez que lo hizo, el toro le apretó mucho en terreno de tablas. Por eso, se lo sacó a los medios el matador lidiando sobre las piernas de forma acertada.
De nuevo la faena fue pesada a pesar de la suavidad del salmantino, que trató de torear encajado de riñones de perfil sin suerte.
El tercer integrante del cartel era Manuel Escribano, al que el público dio una ovación por la grave cornada que sufrió en San Isidro y tener el gesto de volverse a anunciar con el mismo hierro en su regreso a la capital.
La voluntad nunca le falta a Manuel, que una tarde más se fue a «portagayola» en sus dos toros y puso banderillas.
Pero una cosa es la voluntad y otra torear bien, y eso es algo que Escribano ha hecho pocas veces.
En la «portagayola» del tercero tuvo un susto gordo, al quedarse el toro en el vuelo del capote. A punto estuvo de sufrir un percance.
Con las banderillas estuvo muy mal. A toro pasado y sin conseguir clavar más de un palo cada vez que realizaba la suerte. Tuvo que poner, por tanto, cuatro pares para poder cambiar el tercio.
Con la muleta no mejoró la imagen dada, ya que se mostró inseguro, perdiendo muchos pasos y siendo incapaz de quedarse quieto.
En el sexto estuvo más acertado con las banderillas, pero el trasteo de muleta fue lineal y monótono.
Tarde pesada y aburrida.
Plaza de toros de Las Ventas (más de tres cuartos en la última corrida de la feria de Otoño, en tarde de calor): toros de Adolfo Martín, desiguales de presentación, pero bien presentados en líneas generales, en el tipo del encaste. Destacó morfológicamente el cornipaso primero. De nulo juego. Varios toros fueron pitados en el arrastre.
– Curro Díaz (de azul rey y oro): silencio y ovación.
– López Chaves (de nazareno y oro): silencio tras aviso y silencio.
– Manuel Escribano (de noche y oro): silencio en su lote.
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