Francisco Montero volvía al Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo tras curtirse en sus populares capeas. A sus compañeros de estas capeas, los maletillas, brindó su novillo.
Al ejemplar de Esteban Isidro (de procedencia Algarra) lo había recibido previamente con una saltillera de la que salió suelto el novillo. Se echó Montero de rodillas junto a las tablas del sol para dejar dos templadas revoleras invertidas. Tras la segunda, el novillo se quedó muy corto y le propinó un fuerte golpe al gaditano, del que salió dolorido, pero sin cornada.
Nuevamente, se le quedó a Montero encima en el quite por navarras, pero lo solventó con una serpentina.
Ahí ya marcó que su recorrido no iba a ser largo, pero Francisco Montero tiró de oficio para alargar el viaje.
Lo mejor llegó en los remates. En especial, un molinete invertido y uno de pecho, que surgieron muy ligados.
Remató la faena con bernardinas sin la ayuda, de eficaz conexión con el tendido.
Se tiró prácticamente encima del novillo. De nuevo el susto con Montero, que desató la petición de las dos orejas y fueron concedidas.
Antonio Grande saludó al segundo por verónicas, rematadas con la revolera.
Con la muleta trató de torear desmayado por el pitón derecho, pero la embestida protestona del novillo deslucía los pases.
La izquierda la cogió demasiado tarde y solo pudo dejar detalles en forma de trincherillas.
Terminó por manoletinas y mató de estocada y se le otorgaron dos generosas orejas.
Manuel Diosleguarde mostró una versión muy relajada de su toreo.
Recibió a su novillo con una larga cambiada de rodillas, pero se hacía complicado ligar los pases por el exceso de arena en la plaza. Esto, unido a la poca fuerza del novillo, hacía que perdiese las manos con frecuencia.
Aún así, pudimos ver una gran faena de Manuel Diosleguarde.
Se abandonó con la derecha, toreando con hondura.
Muy despacio toreó al natural, llevando al novillo totalmente metido en la muleta desde adelante hasta atrás.
Entró a matar con su peculiar estilo, colocando la espada de perfil, tal y como hace Manzanares. La colocación fue algo caída y perpendicular, por lo que el novillo tardó en caer. Dos orejas.
Valentín Hoyos hacía su debut con caballos.
Dio muchos pases, pero dijo poco.
Tiró de un toreo populista al final de la faena para calentar al público, con cambiados por la espalda y circulares.
Pinchó varias veces en la suerte suprema y dejó metisacas. Tras un pinchazo hondo el novillo se echó.
Tiene aún mucho que mejorar con la espada. Tiempo tiene, ya que era su primera novillada con picadores.
Ciudad Rodrigo: Novillada picada del Carnaval del Toro (Prácticamente lleno): novillos de Esteban Isidro ligeramente afeitados, con más clase que casta.
– Francisco Montero (de blanco y plata): dos orejas.
– Antonio Grande (de blanco y oro): dos orejas.
– Manuel Diosleguarde (de azul marino y oro): dos orejas.
– Valentín Hoyos (de rosa y plata): silencio tras aviso.
Posdata: en la posterior capea, salió El Capea a dar una serie a uno de los toros, con todos los maletillas (necesitados de torear) esperando.
Teniendo en cuenta que El Capea puede torear cuando quiera en las ganaderías familiares y, además, está anunciado en el festival de mañana, creo que se debería haber quedado en la grada.