EL TOREO DE… TALAVANTE

Alejandro Talavante Rodríguez nació el 24 de noviembre de 1987 en Badajoz.

Toma la alternativa el 9 de junio de 2006 en Cehegín (Murcia), con Morante como padrino y El Fandi de testigo.
La confirma en Las Ventas el 8 de abril de 2007, de manos del Juli y en presencia de Manzanares, con toros del Puerto de San Lorenzo.
Al segundo de su lote le cortó las dos orejas, abriendo así la primera de las cinco Puertas Grandes que tiene en la capital.
Solo dos semanas después, el 23 de abril, abre también la Puerta del Príncipe de Sevilla, tras cortar tres orejas a la corrida de Cuvillo. Fue aquella tarde del natural histórico tras el cambio de mano por la espalda, convertido en redondo, en el que se detuvieron los relojes.

En las dos temporadas siguientes no alcanza el nivel de 2007. Tras su encerrona el Domingo de Resurrección con toros de Núñez del Cuvillo, que no salió como se esperaba, rompe con su apoderado Antonio Corbacho en el mes de agosto. En el caso de Talavante hay que hablar de los apoderamientos, porque ha cambiado mucho y le han llevado hasta la retirada.

En 2010 estrena equipo de apoderamientos con Uranga y Manuel Martínez Erice, pero no resurge hasta un martes 17 de mayo de 2011.
Por suerte, ese día se cruzó en su camino un toro del Ventorrillo, de nombre «Cervato». Talavante lo cuajó al natural, en la que es, posiblemente, la mejor y la más importante faena de su carrera, ya que es la que le consagra como figura después de un tiempo de dudas.
A partir de ese momento, su carrera toma vuelo, siendo triunfador de varias ferias durante eza temporada, y dejando otra faena para el recuerdo en Zaragoza, a «Esparraguero», el jabonero de Cuvillo, en este caso malograda con la espada. Ese día popularizó la arrucina.

En 2012 sigue su racha triunfal y vuelve a abrir la Puerta Grande de Madrid.
Ese hecho le anima a asumir el reto más importante de su vida: seis «victorinos» para el San Isidro de 2013. El propio Talavante asumió los gastos de publicitar esta corrida a través de la televisión pública. Todos los focos estaban en ese día, pero nada salió como él esperaba. Dos encerronas y, de nuevo, una decepción aún mucho mayor que en aquella de Núñez del Cuvillo, porque en esta la expectación era máxima.

No obstante, tenía una segunda tarde firmada en la feria y, como dijo Sabina, «subió del infierno al cielo» de una corrida a otra, ya que en esta ocasión salió, por tercer año consecutivo, por la Puerta Grande.

En el mes de septiembre iba a actuar en mano a mano con Morante de La Puebla en Mérida, en un festejo retransmitido por TVE. Ante la baja de Morante, Talavante dio un paso al frente y pidió matar los seis toros. Ante los ojos de todos los aficionados españoles, que lo veían por televisión, indultó un toro e, incluso, se arrancó a cantar flamenco mientras toreaba a otro. Algo inimaginable.

En 2014 le apoderó Curro Vázquez y se centró más en el toreo fundamental. Aunque fue una de sus peores temporadas, creo que a la postre le ha servido ese año con Curro.
En 2015 le apodera la FIT y vuelve a su nivel habitual. Pincha una gran faena a un Juan Pedro en Madrid y en Málaga se encierra una vez con seis toros, dejando otra faena sensacional.
Además, firma una auténtica obra de arte en Almería a un toro de Zalduendo, toreando de rodillas como si estuviera de pie, abandonado totalmente.

La temporada siguiente se va con la casa Matilla.
En 2016 y 2017 vuelve a demostrar su altísimo nivel en Madrid. A pesar de no salir por la Puerta Grande, corta varias orejas.

El 4 de septiembre de 2016 corta las dos orejas y el rabo del toro «Cacareo» de Núñez del Cuvillo en el homenaje en Valladolid a Víctor Barrio. El toro lo eligió Talavante, aunque los ganaderos no se lo recomendaban, pero Alejandro cuenta que desde que lo vio en el campo, sabía que era el toro ideal para hacerle el apoteósico inicio de faena que tenía pensado, con la arrucina de rodillas en los medios, y todo lo que vino después, con los cambiados por la espalda, el natural… todo de hinojos.

También se llamaba «Cacareo» el toro de Cuvillo de la que, hasta el momento, es su última Puerta Grande en Madrid. Fue el 25 de mayo de 2018.
Talavante había estado sensacional el día 16 (también con Cuvillo) y rozó la Puerta Grande. Unos días después no tuvo ninguna opción con la corrida de Victoriano del Río y se quedó con las ganas de volver a salir a hombros.
Por eso, sustituyó a Ureña en esa tarde del 25 de mayo y lo hizo para donar los honorarios a sus paisanos.

Como triunfador de San Isidro, entendió que debía cobrar más que los demás. Pide subir sus honorarios en Pamplona, cuando las negociaciones ya estaban iniciadas (según Manolo Molés pidió 15.000 € más que el siguiente que más cobrase).
A su apoderado Toño Matilla, que llevaba su carrera desde 2016, no le pareció apropiado y rompieron su apoderamiento. Desde el entorno de Talavante se hablaba de un veto de Matilla (una persona muy influyente), ya que no entra ni en Pamplona, ni en Bilbao, ni en muchas otras ferias (en ninguna de los Chopera, por ejemplo).

En un acto de rebeldía contra el sistema, se anuncia dos tardes en la Feria de Otoño, la del bombo, pero no sucede nada ni el día de Victoriano del Río, ni el de Adolfo, y decide retirase (vía Twitter) tras la corrida de Zaragoza, en la que está muy bien con los «cuvillos».

Para este 2020 había anunciado su reaparición, que de momento, tendrá que esperar por este Covid – 19. Lo iba a hacer apoderado por Joselito, volviendo al camino de la independencia.

El toreo de Talavante es mágico, nunca sabes cuando te va a sorprender con su nuevo «truco».
Junto con otro extremeño como es Ferrera, son los dos toreros más variados del escalafón. Quizá Ferrera más, porque Talavante no tiene tanta variedad con el capote ni la espada.
Sin embargo, con la muleta es el torero con mayor capacidad de improvisación en la cara del toro. Todo surge natural. Pura espontaneidad.

Su corte es a la vez clásico y moderno, muy difícil de definir, porque mientras que interpreta el toreo al natural con una gran pureza, también sabe tirar de recursos para llegar al público, como la arrucina que él volvió a popularizar y a la que dio una vuelta de tuerca más, al realizarla de rodillas o citando al toro.
Igualmente, son marca de la casa los pases mirando al tendido o los redondos tras el cambio de mano por la espalda, como aquel de Sevilla.

Si el artista es quien crea, quien innova, Talavante es uno de los grandes artistas de la actualidad. No obstante, también tiene un gran valor, aunque quizá este no brilla tanto, por lo fácil que hace las cosas difíciles. Es un privilegiado técnicamente. Su muñeca izquierda es poesía.

Por el contrario, le puede faltar algo de temple para ser capaz de ralentizar las embestidas, aunque en días puntuales ha sido capaz de torear muy despacio, como aquel de «Cervato».
Otro «pero» que se le puede poner es que no ha sido capaz de triunfar a lo grande con ganaderías duras. Cuando ha querido hacer gestos siempre ha sido con las de Albaserrada: Victorino y Adolfo.
Aunque cortó una oreja a un Victorino en San Isidro 2017 e hizo una buena faena en sus inicios a un toro de Adolfo, nunca ha tenido el poderío suficiente para someter a los toros de este encaste que le han planteado problemas.
Con el encaste que se ha sentido cómodo siempre ha sido con el de Domecq. Concretamente, la ganadería de Núñez del Cuvillo es la que mejor se adapta a su toreo.
De hecho, la ganadería que ha formado Talavante, se compone de reses de Cuvillo y de Garcigrande.

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