EL TOREO DE… GINÉS MARÍN

Ginés Marín Méndez nació el 28 de marzo en Jerez de la Frontera (Cádiz). Sin embargo, se le puede considerar extremeño de adopción, ya que desde los 8 años vive en Olivenza.

Tras ser el líder del escalafón de novilleros en 2015 y dejar una grata impresión, toma la alternativa el 15 de mayo de 2016 en Nimes, con Morante de padrino y David Mora de testigo.

El jueves 25 de mayo de 2017 confirma la alternativa en Las Ventas de manos del Juli. El cartel lo completaba Álvaro Lorenzo, que también confirmaba.
Ginés desorejó al segundo de su lote de Alcurrucén, de nombre «Barberillo», abriendo de forma rotunda la Puerta Grande. Hay un natural en redondo tras el cambio de mano al ralentí, que el pase del año.

Este triunfo le sirve para entrar como triunfador de San Isidro en la Corrida de la Cultura, con Morante y Cayetano.
Hace otra gran faena a un toro de Cuvillo, pero pincha con la espada la que podía haber sido su segunda Puerta Grande. De esta faena se recordará su torerísimo inicio y un cambio de manos cumbre.

Después de un 2018 sin pena ni gloria, en 2019 vuelve a recuperar sensaciones, aunque sin lograr el nivel que le hizo ser el torero revelación de 2017.
En San Isidro 2019 corta una oreja la tarde de Montalvo y otra a «Poeta», un enclasado toro de Domingo Hernández. De no haber pinchado al sexto habría cortado otra, que le habría abierto la Puerta Grande.

En su todavía corta carrera destacan también el triunfo en Pamplona en 2017 y las tardes en Dax con los toros de Santiago Domecq, tanto en 2018 (con el indulto de «Lebrero»), como en 2019.

Su toreo es estético, bello. No solo con la muleta, sino también con el capote, con el que dice sentirse más a gusto.
Combina el toreo fundamental con el accesorio con gran acierto, aunque últimamente peca de irse más a lo segundo, cuando hay muy pocos toreros que sean capaces de torear al natural como lo hace Ginés.

En cualquier caso, realiza también con gusto el pase de las flores, la arrucina, la revolera invertida con el capote que ha hecho ya muy suya, etc.
Sus remates de las series son una delicia, con molinetes, cambios de mano por delante y por la espalda, trincherillas, afarolados…
Da la sensación que todo lo que hace, lo hace con sentimiento. Lo que sucede es que, a veces, es un sentimiento muy interior y al público no le llega, de ahí que digan que es algo frío, cosa que no comparto. Cuando Ginés se encuentra a gusto, se abandona, toreando con gran relajo y profundidad.
No obstante, me parece que en ese 2017 tan bueno, remataba los muletazos más detrás de la cadera, lo que dotaba de mayor pureza a su toreo.

Considero que hay que darle tiempo, porque ahora mismo, viendo que Roca Rey se puso en figura desde su alternativa, queremos que todos hagan lo mismo. Y Roca es Roca y Ginés es Ginés. El primero tiene una regularidad aplastante, pero entre una buena faena de ambos, me quedo con la de Ginés Marín. Vamos a tener paciencia, que a un torero de estas características vale la pena esperarle. No tengo ninguna duda de que antes o después será figura, porque ha demostrado que sabe torear muy bien y que es un torero completo.
Además, anda por la plaza con mucha torería.
¿Cuántos años tardó Talavante en consagrarse? (Por poner un ejemplo de un torero al que, en cierto modo, se me puede asemejar Ginés Marín).
Pues Talavante, como comenté hace unos días, tuvo un 2007 muy bueno y hasta 2011 no rompe con «Cervato». Alomejor, el 2007 de Talavante fue el 2017 de Ginés Marín y la explosión definitiva de este, está a punto de llegar.

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