EL TOREO DE… JAVIER CORTÉS

Javier Cortés Fuentes nació el 10 de abril de 1989 en Madrid, aunque se considera de Getafe, ciudad en la cual hizo, además, su debut con picadores.

Tomó la alternativa el 21 de febrero de 2010 en el Palacio Vistalegre de Madrid, de manos de Rubén Pinar y en presencia de Miguel Tendero. Los toros fueron de Zalduendo.

Confirmó poco después en Las Ventas, el 8 de mayo de 2010 con toros de Antonio Bañuelos. Uceda Leal fue el padrino de la ceremonia y, «El Capea», el testigo.

Hasta tres años estuvo sin enfundarse el chispeante, a pesar de su buen concepto del toreo.
Francia fue su refugio, como el de casi todos los desahuciados de aquí, aunque tampoco es que en Francia le diesen demasiados contratos.
Llegó a Madrid a jugarse su carrera en 2017, en un desafío ganadero entre Hoyo de la Gitana y Palha, en el que dio una gran imagen, toreando siempre cruzado, y que le valió para ser el triunfador de ese ciclo de desafíos.

Gracias a esa tarde, entra en la goyesca del 2 de mayo del año siguiente, en la que es corneado de gravedad por «Cazador», de Joselito. Aguantó y firmó una faena muy notable, que le sirvió para cortar una oreja de muchísimo peso.
Volvió en San Isidro y volvió a sufrir otro percance, pero aún comparecería en otras tres tardes a lo largo de la temporada venteña.

En 2019 ha actuado en tres ocasiones en Madrid, siendo cogido en la última de ellas por un toro de Marqués de Albaserrada, en una cornada que llegó al ojo.
Javier había preferido posponer una nueva operación en ese ojo, que le permitiría recuperar la visión reducida que ya tenía por un desprendimiento de retina anterior. Había elegido dejarlo para el final de la temporada para poder reaparecer y torear. Sin embargo, ante las circunstancias actuales, la reaparición (prevista para el de mayo) tendrá que esperar, pero el gesto habla de la clase de torero que es Cortés.

Su toreo se basa en la verdad. La verdad con la que se cruza, la verdad con la echa la pierna hacia delante, la verdad con la que remata los muletazos siempre detrás de la cadera y cargando la suerte y la verdad con la que se enfrenta a todo tipo de ganaderías y se pone con el malo como si fuese bueno. Por eso, precisamente, vino su percance del ojo. Porque se puso a torear a un manso con genio como si fuese un toro para desorejarle.

En mi opinión, Javier Cortés es un torero en cierto modo desaprovechado, ya que siempre le toca bailar con la más fea y esos toros le van totalmente a contraestilo.
Con todos da la cara, pero no a todos les puede hacer su toreo tan puro.
Hay que alabar a los toreros que matan de todo (tampoco le queda otra), pero es cierto, que unas formas de embestida van mejor para unos toreros y otras para otros. En mi opinión, Javier ocupa un sitio en un circuito que no es el suyo, aunque, al menos, ahora está en el circuito.
En estas tres últimas temporadas en Las Ventas ha matado toros de La Quinta, Partido de Resina, Rehuelga, Palha, Pallarés, Pedraza de Yeltes, Hoyo de la Gitana, etc.

Su punto fuerte, sin ninguna duda, está en la muleta. Se maneja bien tanto por derechazos, como al natural (hay uno del 2 de mayo de 2018 mirando al tendido, en los medios, que no se me olvida).
Además, domina el recurso de la trincherilla para adornarse al final de las series y de las faenas.
Su valor, también, está fuera de toda duda, así como su capacidad de constancia y de superación.

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