Fernando García Robleño nació el 13 de septiembre de 1979 en Madrid.
Tomó la alternativa en Torrejón de Ardoz el 20 de junio de 2000, de manos de Morante y en presencia del Juli. Los toros fueron de Torrealta.
La confirmó en Las Ventas el 22 de junio de 2001, con toros de Cura de Valverde.
Su año más fuerte en esta plaza fue el siguiente, ya que en 2002 abrió la Puerta Grande en dos ocasiones, con toros de Conde de la Maza y Victorino Martín. Esa temporada cortó un total de seis orejas en las cinco tardes que toreó, que por supuesto, fueron con ganaderías duras.
No sería algo puntual de ese año, sino que siempre ha matado todos los encastes. En Madrid ha matado corridas de Palha, Cuadri, Dolores Aguirre, Conde de la Maza, Conde de la Corte, Carriquiri, Samuel Flores, Baltasar Ibán, Valdellán (¡cómo estuvo con «Navarro»), casi todas las de Buendía (Flor de Jara, Hernández Plá, La Quinta, Rehuelga…) y ese triplete de hierros de Albaserrada: Victorino, Adolfo y Escolar, siendo esta última la divisa con la que más veces se ha anunciado en Las Ventas.
Además, con seis toros de José Escolar protagonizó una gran encerrona en Ceret, el 15 de julio de 2012, en la que cortó cuatro orejas.
El toreo de Robleño es profundo. Siempre trata de rematar detrás de la cadera los muletazos y, además, adelanta la pierna y carga la suerte.
Su toreo es, por tanto, puro y clásico, con el añadido de que lo ha realizado prácticamente con toda la cabaña brava, como hemos visto.
Sin duda, su punto fuerte está en la muleta, ya sea con la derecha o la izquierda. Gracias a su poderío va consiguiendo, poco a poco, que embistan los toros, como demostró con aquel encastado «Navarro» de Valdellán en los desafíos de 2018. Fue una faena de menos a más.
Aunque en muchas ocasiones le ha tocado plantear faenas a la antigua, de fajarse con los toros, últimamente, trata de torear con la figura erguida siempre que puede, haciendo el toreo de verdad.
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