JUAN ORTEGA DETIENE EL TIEMPO EN CARABANCHEL

La temporada acaba de arrancar, pero hoy hemos vivido la que será una de las faenas del año, sin lugar a dudas. ¡Qué forma de torear de Juan Ortega!Tras los dos primeros toros de Garcigrande de nulas opciones, la tarde parecía seguir por esos derroteros con el incierto tercero. Hacía caso omiso del capote de Ortega, como si no viese bien o estuviese más atento del callejón. El torero, lógicamente, dudaba, pero las dudas se disiparon cuando cogió la muleta. Algunos pensábamos que lo iba a machetear y matar, pero, ¡sopresa! inició de forma torerísima la faena sacándose el toro a los medios con una asombrosa facilidad y naturalidad.
A continuación, las series de derechazos brotaban despaciosas, plenas de temple y armonía. Dando el pecho y con la suerte cargada en todo momento se enroscó los muletazos, primero sobre la derecha y, después, sobre la izquierda. Hubo un natural eterno dentro de una faena cumbre. Cumbre con la muleta, eso sí, porque cuando cogió la espada no rubricó su excelsa obra de arte.Algo parecido sucedió en el sexto: entre algunas protestas y gritos de «es un inválido» se cambió el tercio a petición del propio Juan, tras un recibo capotero en el que el toro también le hizo extraños. Ortega sabe que estos medios toros le pueden servir, aunque sea en muletazos de uno en uno. Si la primera faena fue la perfección, porque además fue ligada, esta fue inmejorable por la condición del toro. No se podía torear mejor ante ese animal. De nuevo citando siempre bien colocado y rematando detrás de la cadera. Tragando además cuando era necesario, y es que para torear así de despacio hay que tener mucho valor.
Con torería y gracia sevillana se sacó de la manga un trincherazo y un molinete invertido para salir de la cara del toro camino a por la espada de matar.
Otra vez pinchó y, a pesar de todo, cortó una oreja. Sin duda, Juan Ortega ha sido el gran suceso de la feria. Sensacional.El Juli tuvo un animal sin fuerzas como primer oponente de su lote. A pesar de todo, le consiguió sacar algunos pases (sin emoción).
En quinto turno salió el toro de la feria, al menos hasta el día de hoy. El garcigrande se empleó en el caballo, empujando con ambos pitones y salvó la honra de la ganadería. En la muleta fue bravo y noble y El Juli le ligó bien las series, pero ¿qué quieren que les diga?, después de ver a Juan Ortega así, no hay color. El Juli estuvo más perfilero, escondiendo la pierna de salida y ligeramente inclinado. La faena cogió vuelo cuando Julián lo exprimió al natural. No obstante, sacándoselo algo hacia fuera. Faena correcta ante un gran toro, que se premió con dos orejas para el torero a pesar del «julipié» y solo una ovación para el toro, que debió ser de vuelta al ruedo.Morante no estuvo en toda la tarde, ni tuvo toros para estar. De su actuación solo se pueden salvar las verónicas a su primero. Sacó algún derechazo estimable en este y con su segundo abrevió aún más. Era absurdo ponerse pesado ante un torito que ya cantó la gallina en el tercio de banderillas, buscando las tablas.Palacio de Vistalegre (media entrada del aforo permitido): toros de Garcigrande, mal presentados en comparación con el resto de la feria, pero acordes a la categoría de la plaza. Faltos de fuerza y sin bravura, salvo el magnífico cuarto, ovacionado fuertemente en el arrastre.
Morante de la Puebla (de grana y azabache con detalles celestes): silencio y pitos.
El Juli (de nazareno y oro): silencio y dos orejas.
Juan Ortega (de verde botella y oro): vuelta al ruedo y oreja.

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