Otra corrida de toros en Aranjuez que más bien era una novillada. Una novillada que, tal vez, en Las Ventas ni habría pasado el reconocimiento. El lote de Morante era impresentable y, además, fue el peor en cuanto a juego. No obstante, Morante estaba a gusto en la plaza más sevillana de Madrid. Por el color de las gradas, de la arena y por esas rayas rojas.
Al primero le pegó el de La Puebla unas buenas verónicas y una media, pero no fueron rotundas porque ya se veía que el torito no tenía fuerzas. Con la muleta realizó un correcto trasteo basado en la mano derecha, aunque el momento artístico llegó una vez se había colocado para entrar a matar. Tuvo que recolocar al toro y lo hizo con un gran pase rodilla en tierra y un molinete muy personal lleno de gracia. Le dieron una oreja de poco peso y en la vuelta al ruedo le tiraron un gallo. Ahí empezó el show, porque ni la cuadrilla ni los operarios eran capaz de coger al gallo que tenía más movilidad que el toro de Cuvillo. Se demoró mucho la vuelta al ruedo.
Al cuarto se le protestó mucho de salida por su presentación. Con ese ambiente hostil muchos pensamos que Morante abreviaría, pero estuvo inteligente y decidió ganarse al público poniendo las banderillas. Lo hizo todo muy en torero y destacó el último par, al quiebro. Pero el toro seguía siendo el mismo y la faena fue intrascendente.
Daniel Luque se presentaba en Aranjuez después de aquella polémica suspensión de su encerrona el año pasado. Su capote fue lo mejor de la tarde: en el primero de su lote con un quite por ceñidas chicuelinas y en el quinto con el saludo a la verónica, sin probaturas. Este torero sigue demostrando que está en su mejor momento. En Castellón le podrán ver con toros en un interesantísimo mano a mano con Emilio de Justo en la corrida de Adolfo Martín. Aquí, como decía en el título de la crónica, no hubo toros y sin toros no hay nada. El segundo de la tarde apuntaba buena condición, pero cuando Luque iba a brindar se vio que ya no iba a por los capotes. Se había apagado y el de Gerena solo pudo dejar un bonito prólogo por bajo, con una gran trincherilla. En el epílogo también calentó al tendido con sus clásicas luquesinas para cortar las dos orejas. Otra sumaría en el quinto tras una faena en la que cuidó mucho al toro, sin exigirle. Tanto le cuidaron que ni le picaron. Tan solo un picotazo atrás. Un trámite el tercio de varas. Lo único rescatable fue como lo puso en suerte el torero galleando por chicuelinas.
Roca Rey lidió al tercer cuvillo de la tarde en una faena ligada, tanto por la derecha como por la izquierda, pero sacándose siempre el toro hacia fuera en el primer muletazo de la serie y codeando. Destacó un pase de pecho en circular con la izquierda larguísimo.
En el sexto y último salió a revientacalderas, realizando caleserinas, tafalleras y derechazos como si de una muleta se tratase, pero todo con el capote. Además, llevó al toro al caballo por tapatías y empezó la faena de muleta con los cambiados por la espalda de rodillas. Mucha exposición de Andrés y mucho mérito, pero eso sí, este inicio se lo vimos en Vistalegre en el mano a mano con Aguado, también en su segunda tarde y, probablemente, lo verán quienes vayan a Brihuega. Lo mismo que el inicio muleteril en el tercero con estatuarios y otro cambiado por la espalda. Roca Rey visto una vez, visto todas.
Su faena fue poderosa, pero sin ajuste, y acabó en los terrenos de cercanías metiéndose el arrimón, quizás ante el único toro potable del festejo. Dos orejas tras descabellar…
Plaza de toros de Aranjuez (lleno de “No hay billetes): toros de Núñez del Cuvillo muy mal presentados y sin casta ni bravura.
- Morante de La Puebla (de mostaza y azabache): oreja y ovación.
- Daniel Luque (de caña y azabache): dos orejas y oreja.
- Roca Rey (de negro y oro): oreja y dos orejas tras aviso.
A destacar el quite que le hizo Morante a Juan Contreras cuando este perdió pie en la cara del toro, al salir de un par de banderillas.
Crítica taurina 