Aunque bien podría ser el título de un artículo de opinión, no lo es, sino el de la crónica de la continuación de la novillada pospuesta en Navas del Rey el 13 de junio. Aquel día Borja Collado dio una gran imagen en medio de la tormenta, justo antes del aplazamiento de la novillada (https://criticataurina430463222.wordpress.com/2021/06/13/suspension-en-navas-del-rey/). Hoy se lidiaron los otros cinco novillos. Los novilleros portaban los mismos trajes de luces.
A Borja Collado solo le quedaba uno por lidiar y, al igual que hiciese el otro día, decidió irse a recibirlo a portagayola. El novillo de Ibán se revolvió e hizo hilo, encelándose con él y zarandeándole de muy feas maneras en repetidas ocasiones. Ahí acabó la tarde del valenciano que se fue con una luxación en el hombro. Isaac Fonseca lo lidió, no sin antes tratar de volver Borja Collado. Se le estuvo esperando durante muchos minutos antes de comenzar la faena de muleta en una situación bastante surrealista, con el novillo en el ruedo. La morfología del de Baltasar Ibán era la de un Miura: alto, muy alto, musculado y con los pitones mirando hacia delante en paralelo. Su comportamiento también fue muy miureño: ¡cómo se revolvía!, no quería nada por arriba, tiraba derrotes… aunque la firmeza de Fonseca sirvió para que disminuyese paulatinamente su violencia.
Isaac Fonseca tuvo que lidiar dos novillos de Baltasar Ibán además del de Guerrero y Carpintero que abrió plaza. Los dos ibanes se parecieron mucho en su tipo: otro castaño altote, bragado, que también recordaba a los toros de Zahariche, más aún con esos pitones escobillados que tanto salen ahora en Miura. El novillo echaba miradas de órdago, pero Fonseca tragó mucho y ligó los pases antes de sufrir una espeluznante cogida sin consecuencias. Se la jugó de verdad. La pena fue el sainete que pegó con la espada en estos dos novillos, siempre perfilándose ya fuera de sitio y dejando metisacas por los continuos bajonazos. Al final, mató con una estocada que hizo guardia. Debe practicar mucho con la tizona.
Con el de Guerrero y Carpintero ya había demostrado su predisposición recibiendo al novillo con largas cambiadas, quitando por saltilleras y empezando la faena de rodillas, pero el nobilísimo novillo andaba muy justito de fuerzas y clavaba los pitones reiteradamente en la arena. ¡Qué cambio entre una ganadería y la otra! En juego y en presentación: este novillo era más propio de una sin caballos.
A Leandro Gutiérrez le tocó otro novillo de Guerrero y Carpintero noble y pastueño, sin mucho recorrido. Quitó por tafalleras y, después, estuvo muy pesado con la muleta, pasándose mucho de faena.
No tuvo su día Leandro, desde luego. Ya conocen el dicho de “Dios te libre de un toro bravo”. Pues eso debió pensar el colombiano. El de Ibán, este mucho más en el tipo de lo que siempre ha sido esta ganadería, más bajito, bizco y en la línea Contreras, salió también apretando de salida, como sus hermanos. Fue un torrente de casta al que no se le lució como se merecía. Por su prontitud, le debían haber puesto desde la otra punta del ruedo en el caballo. Cumplió en las dos varas, empujando con un pitón. Gran quite de Isaac Fonseca con unas ajustadas chicuelinas, rematadas con una larga cambiada de rodillas. Presto le dio réplica Leandro por el mismo palo, pero mucho más despegado.
En el tercio de banderillas se demostró que no era un novillo fácil, cortando mucho el viaje. Leandro no apostó de verdad con él. Se cruzó siempre, pero lo difícil en este caso era quedarse en el sitio y ligar. Y darle distancia, no ahogarle. No estuvo acertado el novillero, aunque con ese planteamiento de faena provocó que el público no tomase partido totalmente por el novillo. Gran “Rabosillo”, al que se le debió dar la vuelta al ruedo, aunque finalmente se la dieron al quinto, quizás en compensación de este y en recompensa a la gran tarde que ha dado Baltasar Ibán.
Plaza de toros de Navas del Rey (un tercio de plaza): dos novillos de Guerrero y Carpintero muy justos de presencia, sobre todo el primero, y de fuerzas, muy nobles y tres novillos de Baltasar Ibán con cuajo de toro, serios, sobre todo los dos que toreó Fonseca, que parecían miuras. Muy encastados los tres, sobresaliendo el cuarto, “Rabosillo” y siendo premiado con la vuelta al ruedo el quinto, “Tomillero”.
- Borja Collado (de fucsia y oro): herido.
- Isaac Fonseca (de azul cielo y oro): oreja, ovación en el que estoqueó por Borja Collado y ovación con saludos tras aviso.
- Leandro Gutiérrez (de azul cielo y oro): dos orejas y ovación tras aviso.

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