Isaac Fonseca y Manuel Perera tiraron de épica en una novillada repleta de sustos. Estuvieron en novilleros toda la tarde, aunque por esas ganas de agradar, Perera se pasó de faena, con un insustancial arrimón en el cierraplaza.
Por su parte, Diosleguarde tuvo un novillo para salir a hombros de Madrid, pero no lo cuajó.
Abrió la Feria de Otoño un novillo de Fuente Ymbro muy rajado. Manso de libro. Salía desentendido de cada pase, por lo que el salmantino tenía que hacer la noria para llevarlo embebido en las telas y que no se fuese a tablas. Al natural se veía como se desentendía totalmente al vaciar el muletazo. Sus paisanos le pidieron la oreja que, con acierto, el presidente no concedió y dio una vuelta al ruedo por cuenta propia en medio de las protestas de la plaza, especialmente del tendido 7.
El cuarto tenía un cortijo en el pitón derecho, como se decía antiguamente. Desde el saludo capotero se vio que humillaba y repetía con celo. Quizás en exceso, como mostró en las banderillas. Al hacer hilo los subalternos pasaron un mal rato y se cambió el tercio con cuatro palos. A pesar de los muchos capotazos que le dieron, el novillo iba una y otra vez a la muleta de Diosleguarde con mucha clase. Las dos primeras series fueron buenas, muy ligadas y con dos pases más desmayado de nota. Pero se echó la muleta a la izquierda y el novillo lo desbordó. De vuelta a la derecha, el novillo mostró su casta y la labor de Manuel fue enganchada. Cortó una oreja con algunas protestas.
Fonseca se la jugó con el segundo, que por el izquierdo se colaba continuamente. En el quite por tafalleras de Perera ya lo hizo. Fonseca se puso de rodillas a torear en el inicio de faena, sin querer dejar pasar la oportunidad, pero el novillo no era el mejor para eso. Lo levantó por los aires y le rompió el traje. No fue la única voltereta espectacular que se llevó Isaac.
Con el quinto, el animal más soso de la tarde no pudo hacer mucho, más que un inicio de faena con cambiados por la espalda y una arriesgada arrucina. A destacar también que no quiso dejar pasar un quite: gaoneras, chicuelinas, tafalleras…
Manuel Perera quiere ser torero, pero parece seguir la senda de su apoderado (Padilla) de arrear mucho y torear poco. Porque torear torear, lo fundamental, lo hizo muy acelerado y siempre despegado. Tuvo que recurrir a las manoletinas, a los circulares, el toreo de rodillas (donde al igual que Fonseca fue cogido), la portagayola (aquí tuvo que echar cuerpo a tierra para no ser cogido), etc. En el sexto aburrió al personal y escuchó palmas de tango en señal de protesta.

Plaza de toros de Las Ventas (media entrada en el aforo permitido): novillos de Fuente Ymbro, algo justos de presentación para Madrid y de juego desigual. El aquerenciado primero fue pitado en el arrastre y fuertemente aplaudido el cuarto.
– Manuel Diosleguarde (de verde hoja y oro): vuelta al ruedo por su cuenta y oreja.
– Isaac Fonseca (de amapola y oro): ovación y palmas.
– Manuel Perera (de frambuesa y oro): ovación y silencio tras aviso.
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