GINÉS HACE LO QUE QUIERE CON EL QUINTO Y ENAMORA A TORREJÓN

Ginés Marín logró los momentos más álgidos de la tarde, si bien lo hizo tirando de un toreo más bien populista, aunque ligó las series con suprema facilidad.
Téllez realizó una faena de menos a más en el tercero y Morante tan solo pudo dejar detalles.

La corrida de La Palmosilla, muy sospechosa de pitones, fue desigual de comportamiento.
El mejor toro fue el quinto, un animal muy terciado que tuvo un largo recorrido. Ginés Marín aprovechó esta virtud para no echarse el toro detrás de la cadera nunca y hacer un toreo excesivamente lineal, si bien es cierto que tuvo mucho ritmo y ligazón. Poco a poco fue ralentizando las embestidas del animal y remató sus series con distintos pases que pusieron a los tendidos de acuerdo: un pase de pecho de gran exposición, otro rodilla en tierra, una arrucina, un cambio de manos por detrás…
Realmente en lo accesorio estuvo la base de la faena, cuando debería ser al revés, pero estábamos en un pueblo y a la gente le llegaba más este tipo de toreo, como su inicio de rodillas o el final por bernardinas rematadas con un excelso cambio de mano por delante.
Tras la estocada, el animoso público llegó a pedir el rabo para Ginés y la vuelta al ruedo para el toro. Con acierto todo quedó en dos orejas.

Ya en el segundo había mostrado esta versión más populista con un arrimón. Sin embargo, previamente había mostrado una gran versión capotera, tanto a la verónica en el saludo como galleando por tapatías para dejar al toro en el caballo después y en el quite por ceñidas chicuelinas.

Del capote que no pudimos disfrutar apenas fue del de Morante, más allá de una media y poco más. José Antonio lo intentó, pero se llevó el peor lote.
A destacar una serie de naturales despaciosos en el primero antes de pegar un sainete con la espada. Pinchó una y otra vez, aunque haciendo bien la suerte.

El cuarto salió con muchos pies, hasta el punto de resbalar. Morante ordenó que le pegaran fuerte en dos puyazos (fue el único toro que cobró dos puyazos). La faena de Morante tuvo destellos en sus clásicos molinetes arrebujados y en unos derechazos acompañando con la mano izquierda la embestida. No tanto en los derechazos de frente, pues el toro le tocó las telas en todos.

Ángel Téllez entró en el cartel sustituyendo a Cayetano. Justificó la decisión sobradamente, cortando tres orejas (que solo debieron haber sido una).
En el tercero quitó por chicuelinas en los medios y, con la muleta, la faena siempre fue a más. Dejó su cambio de mano, del estilo del que hizo en Madrid, y los naturales a pies juntos finales, que ya son marca de la casa, aunque en esta ocasión solo pudieron ser dos con el compás cerrado porque el toro escarbaba.
La estocada en el rinconcito de Ordóñez tuvo un efecto fulminante que provocó que el público pidiese las dos orejas, después de que los dos primeros toros de la tarde se hubiesen matado tan mal.

Brindó el sexto a Morante. Este fue un toro que se acostaba y se le quedó debajo en alguna ocasión. Por ello, fue cogido sin consecuencias. Cerró por manoletinas una faena sin mucho contenido, premiada con una oreja, seguramente por la voltereta.


Plaza de toros de Torrejón de Ardoz (casi lleno): toros de La Palmosilla sospechos de pitones, que dieron un juego variado, destacando el quinto, para el que se pidió la vuelta al ruedo. Muy parados primero y segundo.
Morante de La Puebla (de teja y oro): silencio en ambos.
Ginés Marín (de azul marino y oro): silencio y dos orejas con petición de rabo.
Ángel Téllez (de azul soraya y oro): dos orejas y oreja.

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