OREJA PARA EL NIÑO DE LAS MONJAS

«El Niño de las Monjas» se presentó en Las Ventas cortando una oreja que le sirve para entrar en la final del próximo jueves. El balance de este ciclo de nocturnas ha sido muy pobre, hasta el punto que me atrevería a decir que lo mejor sería que hubiesen repetido a la terna de hoy, aunque finalmente entra en la final Molina por Fernando Plaza. La novillada de hoy ha sido mucho más interesante que las anteriores, con un muy buen novillo, el sexto.

«El Niño de las Monjas» se fue a portagayola a recibir a «Separado» y el animal pegó unos saltitos que le pondrían el corazón a mil, mas tomó bien el capote y el valenciano solventó la papeleta. Después toreó por chicuelinas de forma bastante tosca y es que este novillero es todo ganas, pero clase tiene poquita. De nuevo optó por el palo de Chicuelo para llevar al toro al caballo, algo más elegantes estas y rematadas con una buena media.

Se echó de nuevo de rodillas tras brindar al público y le cambió el viaje por la espalda. Dio fiesta al de Toros de Brazuelas dejándole la muleta siempre en la cara para ligar, que era lo que requería un novillo con tanta movilidad.
Por ambos pitones ligó algo acelerado, pero le llegó al público, que pidió la oreja de forma unánime después de que Jordi enterrase la espada casi en dos tiempos.


Con el tercero, al que también brindó al público, ya mostró sus ganas, aunque se pasó de faena. Esta realmente nunca había tomado vuelo.


También se presentaba en Madrid el ganador del Circuito de Andalucía: «Calerito». Mostró su sevillanía toreando francamente bien a la verónica al abreplaza. Hubo un par sensacionales, llevándolo toreado con todo el cuerpo y de manera despaciosa. Entró al quite por tafalleras Fernando Plaza, que volvía a Madrid tras su retirada, con esa puesta en escena suya tan talavantista.
«Calerito» arrancó por cambiados por la espalda de rodillas, el segundo de ellos sin hueco apenas. Si esto lo hace Roca Rey en feria, se cae la plaza.
El sevillano mostró su buen gusto en todo momento, pero su toreo de muleta no alcanzó las cotas que había alcanzado en el de capote.
Hubo, no obstante, una serie de derechazos bastante lenta.
Cerró por bernardinas.

El cuarto fue un animal manso, que protestaba y buscaba las tablas, pero que era pronto. Fruto de esa prontitud se arrancó presto al caballo y Antonio Manuel Punta le dio un gran puyazo, aunque tras la pelea en varas el novillo volvió a salir suelto.
Lo puso «Calerito» largo para una segunda vara. De nuevo gran arrancada y superior puyazo del picador, que se llevó una gran ovación, todo lo contrario que «Calerito» por no ponerlo en una tercera vara. Sin embargo, estuvo acertado, pues el novillo manseaba y no era para tres varas, aunque apeteciese ver otro puyazo de Punta. De hecho, el novillo duró dos series y se apagó totalmente. «Calerito» también se pasó de faena.

Madrid llevaba mucho tiempo sin ver a Fernando Plaza, uno de los novilleros que más había gustado en los años previos al Covid.
Con el peor lote, Plaza no defraudó. Dejó muy claro cuál es su concepto del toreo, ese con el que el aficionado venteño tanto se identifica.
Trató con suavidad al ensabanado segundo. De frente o de perfil, todo lo que hacía demostraba torería. El inicio de faena por estatuarios en el tercio y el pase del desdén fue cumbre, en especial este último.


El quinto parecía de Núñez, tanto por su morfología como por su abanto comportamiento. La lidia se convirtió en una capea con el novillo (con hechuras de toro) corriendo de un lado a otro de la plaza sin que nadie consiguiese retenerlo.
¿Quizás era un novillo para haberle puesto las banderillas negras?
Soprendentemente, cuando se quedó solo con Fernando Plaza dejó de huir y se centró, aunque embistió siempre de forma muy descompuesta, soltando la cara.
Fue una pena que esos derrotes engancharan tantas veces la muleta de Fernando, ya que si no habría sido una faena muy meritoria por cómo entendió al novillo y por cómo lo retuvo.

Los tres novilleros dejaron ganas de volverlos a ver. «Calerito» y «El Niño de las Monjas» repiten en una semana.


Plaza de toros de Las Ventas (7.000 espectadores): novillos de Toros de Brazuelas, primero, cuarto y sexto aplaudidos en el arrastre. Muy manso el abanto quinto.
– «Calerito» (de obispo y oro): vuelta al ruedo tras petición y ovación.
– Fernando Plaza (de lila y oro): silencio y ovación.
– «El Niño de Las Monjas» (de melocotón y oro): ovación con protestas y oreja.

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