FLOJA NOVILLADA EN CENICIENTOS

Muy flojita, pero muy bien presentada la novillada de Cenicientos con reses de Flor de Jara, El Retamar y un remiendo de Blanca Hervás. Con ella solo se pudo ver el buen corte de Álvaro Burdiel y de Sergio Rodríguez, que cortó una oreja.

Abrió plaza un novillo muy serio, como toda la novillada, de Blanca Hervás, mismo encaste (Núñez) que la del Retamar, a la que remendaba. Le hicieron las cosas fatal y entre los puyazos y las banderillas prácticamente se lo cargaron. Una de esas banderillas, casi en la oreja, causó que el animal se doliese ostensiblemente y embistiese de forma descompuesta.
Además, el novillo estaba parado desde que Jesús Moreno cogió la muleta. A pesar de esto, se puso pesado.

Tampoco mejoró mucho su imagen con el cuarto, un novillo de bella lámina de Flor de Jara y astifino de pitones.

Lo mejor de su obra llegó al natural al final de faena, a pies juntos y de frente. Hasta ese momento se había visto a un novillero muy despegado, si bien es cierto que el de Santa Coloma perdía las manos con alta frecuencia.
Jesús Moreno no sabe entrar a matar (casi ni liarse la muleta para ejecutar la suerte suprema) y pasó un mal rato, estando a punto de escuchar los tres avisos.

El segundo de la tarde, primero de los de Flor de Jara, apuntó buena condición de salida, pero tras un topetazo con el burladero quedó algo descoordinado y lesionado de la mano derecha.

Se devolvió y en su lugar salió otro novillo sin la desmesurada altura del anterior y con unos pitones menos espectaculares, lo que provocó alguna protesta aislada de un público acostumbrado a ver los toros más serios y, a veces, también destartalados (todo hay que decirlo).

Como no andaba nada sobrado de fuerzas tampoco, Burdiel no le bajó la mano para no obligarle, por lo que faena nunca rompió. Llegado cierto momento debió haberle apretado algo más.

Con el veleto novillo de El Retamar sí pudo dejar patente su gran sentido del temple, logrando muletazos muy despaciosos, en especial, al natural. Sin embargo, hizo guardia al entrar a matar.

Sergio Rodríguez cortó la única oreja de la tarde con el tercero, un novillo sin nada de fuerza de El Retamar. Era precioso en su morfología, muy en Núñez. Colorado, astifino de pitones y sin exageraciones.

El abulense dejó un pase del desdén y un cambio de mano que fueron carteles de toros. Tiene mucho gusto, aunque peca de encimista: se arrimó mucho al final ahogando algo al animal, mas logró derechazos de gran factura, marca de la casa, de perfil y muy encajado.
El pinchazo y la estocada rinconera no evitaron la concesión de la oreja.

Ahora bien, para ponerse bonito hace falta un novillo que lo permita. Mientras que el de El Retamar tuvo mucha nobleza, el de Flor de Jara que cerró el festejo tuvo mucha más casta. Se revolvía rápido y más rapido aún andaba Sergio Rodríguez. Acelerado. Al final consiguió extraer algún muletazo meritorio, pero la base de la faena tuvo mucha brusquedad, todo lo contrario que en su anterior novillo con el que anduvo con mucha sutileza. Son las cosas de la casta.


Plaza de toros de Cenicientos (más de media plaza): novillos de Blanca Hervás (primero), El Retamar (tercero y quinto) y Flor de Jara (segundo, segundo bis, cuarto y sexto), excelentemente presentados y sin fuerzas.

Jesús Moreno (de obispo y oro): silencio tras aviso y palmas tras dos avisos.
Álvaro Burdiel (de grana y oro): silencio y silencio tras aviso.
Sergio Rodríguez (de blanco y oro): oreja y silencio.

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