DESTELLOS DE SERGIO RODRÍGUEZ ENTRE LA MANSEDUMBRE DE LOS TORREALBA

Con un cuarto de hora de retraso comenzó la novillada de Collado Mediano. Cosas de los pueblos. En el cartel se anunciaba a una terna de novilleros con mucho gusto: Jorge Martínez, Álvaro Burdiel y Sergio Rodríguez. Este último fue quien logró lo más destacado del festejo, en especial, en el tercero de la tarde.

Fue un colorado bien presentado, como toda la novillada: seria. Blandeó mucho y se pidió con insistencia que fuese devuelto, pero el presidente hizo caso de las indicaciones del novillero, quien pidió el cambio de tercio. Algo le había visto el abulense cuando lo cuidó tanto y, posteriormente, lo brindó al público. La faena tuvo sabor, siempre mostrando su concepto del toreo tan encajado de riñones. Las cotas más álgidas las logró en los pases de pecho a la hombrera contraria. Sensacionales. Aunque la faena no fue rotunda, se le concedieron las dos orejas.

Otra más cortaría al burraco sexto tras una faena de arrimón. El novillo cantó la gallina desde el primer momento y tuvo que hacer la faena en tablas, metiéndose entre los pitones.

Igual de manso resultó el quinto. Se rajó de forma descarada antes de que Burdiel cogiese la muleta, por lo que optó por abreviar. Además, el de Torrealba tenía cierto genio. El público entendió que cortar por lo sano era la mejor opción y lo recompensó con unas palmas que Burdiel recogió en forma de ovación de forma desmesurada tras el mitin con la espada. ¡Qué mal anduvo con ella! Pinchó una tras otra vez, hasta el punto de que en una ocasión ni siquiera encontró novillo.

Con el segundo, al que le pegaron muchísimo en el caballo, logró una buena serie de naturales, en la que sobresalió uno excelente, pero tras ese el novillo le tocó la muleta y todo bajó en intensidad. Remató con unos toreros ayudados por alto y la trincherilla que a buen seguro gustó a su apoderado, Ortega Cano, que esta vez sí le acompañó, no como en Cenicientos. El Valle del Terror no quiso ni verlo.

Abrió plaza Jorge Martínez. Recibió a la verónica al primero y mostró sus buenas formas con la muleta hasta que decidió arrimarse, tirando la muleta en un alarde de valor que no corresponde a un torero que va más por el palo del arte. Terminó con las manoletinas en el 75 aniversario de la muerte del monstruo de Córdoba y cortó una oreja muy de pueblo.

Al cuarto, castaño oscuro y bocidorado, lo toreó siempre muy en línea. Sufrió un susto sin consecuencias. Anduvo también francamente mal con la espada.

Plaza portátil de Collado Mediano (más de tres cuartos de plaza): novillos de Torrealba, serios (aunque algo sospechosos de pitones), pero sin fondo. Los primeros sin fuerza y los últimos muy mansos. Rajados.

  • Jorge Martínez (de purísima y oro): oreja y silencio tras aviso.
  • Álvaro Burdiel (de grana y oro): silencio y ovación tras aviso.
  • Sergio Rodríguez (de blanco y oro): dos orejas y oreja.

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