Llegó a la final del Circuito de Castilla y León en 2021, pero no ganó. Llegó a la final del Circuito de Madrid en 2022, pero no ganó. La historia se repetía. Sergio Rodríguez siempre ha mostrado sus buenas formas y cada vez lo hace más. Sin embargo, siempre se ha quedado con la miel en los labios de que quien queda segundo. Algo parecido le puede pasar en este Alfarero. Su concepto del toreo hondo, encajadísimo de riñones, ha calado bien fuerte en el público sagreño, pero el Alfarero no irá a parar a sus manos con casi toda seguridad. Para empezar porque el domingo Jorge Molina cortó tres orejas. Ayer también Víctor Hernández cortó dos, aunque creo que Sergio ha estado mejor que Víctor. No obstante, con el paso del tiempo habrá que exigir más tanto al uno como al otro, ya que, habiendo mostrado su buen toreo, ninguno ha terminado de cuajar a sus potables lotes.

El tercero de la tarde fue un colorado muy justito de presentación para Villaseca. “Santanero” (reata mítica en Baltasar Ibán) fue un novillo bravo y nada fácil. Lo colocó Sergio Rodríguez en el caballo galleando por chicuelinas y se arrancó de largo. Se ovacionó al picador ¡por cogerlo trasero! Hay que fijarse en donde cae el puyazo, no solo en la arrancada del animal. Tras su más que correcta pelea en varas y el gran tercio de banderillas, había runrún de que podía pasar algo, pero el novillo fue muy desclasado. Iba con la cara arriba y no tenía una embestida uniforme. Sergio Rodríguez empezó de rodillas cambiando el viaje del novillo por la espalda y, después, fue progresivamente acortando las distancias a la par que se rompía con él. Tras un arrimón final con un par de circulares mientras el novillo seguía sin abrir la boca se fue a por la espada. Se tiró derecho a matar, pero la tizona cayó algo tendida y atravesada, aunque arriba, por lo que el novillo tardó en caer. Parecía que se echaba, pero no. Aquello se demoró porque no estaba fácil poder descabellar. Sergio Rodríguez acertó a la primera y se llevó la única oreja de la tarde.

El sexto también venía de una familia ilustre de la casa: “Camarito”. El novillo fue bueno y noble, sin esa casta que uno espera de Ibán. Sergio tuvo un inicio de faena sensacional, genuflexo en redondo. Tras una serie en la que no le cogió el aire y fue enganchado logró otras dos muy ligadas sobre la mano derecha. Pero cambio de mano y ahí al novillo le costaba mucho más, se volvía pegajoso al no salirse de los vuelos y Rodríguez no supo cómo meterlo en el canasto. Tuvo que volver a la derecha para que la faena remontase, pero como se había quedado con esa espina de torear al natural, en un parón del novillo ya al final de la faena decidió echarse la muleta de nuevo a la izquierda para, ahora sí, extraer naturales de nota por su templanza y la suavidad con la que echa los vuelos. Mató mal y, aunque Villaseca le premiaba con ovaciones de aliento y de agradecimiento a su tarde, se demoró pinchando varias veces. Se esfumó su Puerta Grande y lo que es peor, seguramente, su Alfarero de Oro.

“Provechoso”, primero de la tarde, fue lidiado por José Rojo, que llegaba a Villaseca tras ser la gran revelación del año pasado en aquella novillada inicial de Cebada Gago con el lío de la huelga. No perdió crédito, pero tampoco lo ganó, a pesar de que este novillo tuvo muchas opciones. Y la realidad es que al natural lo cuajó. El izquierdo era su pitón, como se vio también en un extraordinario cambio de mano convertido en natural genuflexo. Ese pase que tiene tan hecho Tomás Rufo, vaya. Sin embargo, con la mano derecha abusó del pico para pasárselo a kilómetros. Terminó con manoletinas, las últimas de rodillas.

Este es otro de los novilleros que hemos visto en el Alfarero que tiene un serio problema con la espada. Se tira encima porque tiene valor (le costó un susto aquí el año pasado y mayor fue el que se llevó en Madrid), pero lo hace porque no hace la cruz. Dicen que la izquierda es la que mata. Se volvió a tirar encima hoy, pero necesitó descabellar y marró varias veces. Al igual que le pasa al entrar con la espada, apenas usó la izquierda para poder descabellar bien.

El cuarto fue un novillo muy parado. Reservón. Echaba miradas a Rojo que daban miedo. Estuvo firme con él, pero no se puede sacar nada de donde no lo hay.

Diego García saludó al segundo a la verónica. Estuvo pesado con la muleta y aburrió al público y aburrió al novillo, que acabó buscando las tablas rajado. Pases y más pases dio también con el quinto y no fue capaz de transmitir nada. Quizás, había novillo para más en otras manos.

Plaza de toros de Villaseca de La Sagra (tres cuartos de plaza): novillos de Baltasar Ibán, la mayoría escurridos, impropios de Villaseca. No sacaron la casta que acostumbra esta ganadería. Solo evidenció peligro el cuarto, pero fue muy parado. Bravo en el caballo el tercero, pero sin clase para la muleta. Con opciones primero, segundo, quinto y sexto.
- José Rojo (de berenjena y oro): ovación tras aviso y ovación con leves protestas.
- Diego García (de marfil y oro): palmas y ovación tras aviso con ligeras protestas.
- Sergio Rodríguez (de lila y oro): oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso.

Deja una respuesta