LA PALMOSILLA Y PALLARÉS BRILLAN EN LA CONCURSO

Entretenida y rápida corrida concurso en Las Ventas (poco más de dos horas de duración) en la que hubo un gran toro de La Palmosilla que se fue con las orejas puestas, mientras que al de Pallarés se lo cargó el picador. Imposible el lote de Javier Castaño.

Abrió plaza el toro de Juan Luis Fraile, muy en el tipo de Graciliano. Muy serio por delante, algo escurrido por detrás. El toro empujó con fijeza en el caballo, pero en el tercio de banderillas aprendió mucho. Fue un tercio eterno, ya que las banderillas de la cuadrilla de Castaño parecían no clavar. El de Fraile cada vez echaba la cara más arriba y era muy difícil poner los palos. La psicosis se apoderaba de los banderilleros. Finalmente, el presidente cambió el tercio de forma controvertida con solo tres palos.
Con la muleta, como era previsible, el toro se revolvía rápido, sabiendo lo que se dejaba atrás. Lo intentó Castaño, pero era imposible.

Tampoco tuvo opciones con el serio toro de Escolar. Recibió una ovación de salida por su excelente presentación. Se vio en el recibo de capote que humillaba pero soltaba derrotes. En uno de ellos desarmó a Javier Castaño, que vio las dificultades del animal y se mostró inseguro en toda la lidia. Abrevió, pero estuvo muy mal con el descabello y fue abroncado.

El segundo de la tarde era de Fermín Bohórquez. Hay que ver lo aliviado que iba Rubén Pinar a la concurso (con Murube y Domecq). Fue un toro hondo, con mucha caja y acapachado. En el tipo del encaste, como cada uno de los toros.

Estuvo muy justito de fuerzas y no tenía apenas recorrido, pero Pinar acabó sacándole muletazos de mérito, en especial al natural al final de faena. Los primeros de frente, luego un par de perfil, pero con gusto. Dejó un estoconazo arriba de efecto fulminante y saludó una ovación.

Sin embargo, el de La Palmosilla fue un animal para cortarle las orejas y Pinar no cortó ni una. Se arrancó bien en las tres varas en las que cumplió, derribando en la primera. A punto estuvo de hacerlo también en la segunda, dado que al humillar colocaba la cara tan abajo que cogía al caballo por las patas.
Embistió con codicia a la muleta del albaceteño, con tanta que en ocasiones las embestidas eran descompuestas. Rubén Pinar ligó los pases de forma muy acelerada, sin temple alguno. Al natural se le reprochó la colocación fuera de sitio al quedarse quieto para ligar. Otra buena estocada (no tanto como la del segundo) que cayó un punto contraria. Ovación para el toro en el arrastre y pitos para el torero.

El otro gran toro de la tarde fue el de Pallarés, la pena es que apenas pudimos disfrutarlo porque se lo cargó Sangüesa con un puyazo asesino en la paletilla que dejó al toro renquente y perdiendo mucha sangre. Gómez del Pilar brindó al público, pero «Pantera» llegó a la muleta medio muerto. Embistió al paso porque no podía más y aquello no tenía emoción ninguna, hasta terminar echándose. Nada que ver con cómo había embestido de salida, haciendo el avión y yéndose largo en un colosal recibo de Noé Gómez del Pilar a la verónica y abrochado con cuatro medias porque el toro no cesaba de repetir.
Solo por ese toreo de capote se ganó la ovación tras la muerte del toro, ovación que también se le dio al animal, por supuesto. Otra saludó Ángel Otero tras poner dos buenos pares de banderillas.

El sexto, de Sobral, era una pintura con dos alfileres por pitones. Muy de su procedencia, Cebada Gago. Salió suelto de un puyazo traserísimo y cumplió en el siguiente. La faena nunca rompió por la condición del toro, que no se entregó.

Plaza de toros de Las Ventas (algo más de un cuarto de plaza): toros de Juan Luis Fraile (orientado y peligroso), Fermín Bohórquez (noble y sin recorrido), Pallarés (de excelente condición, muy mermado tras su paso por el caballo), José Escolar (duro y áspero), La Palmosilla (bravo, pronto y con codicia) y Sobral (sin entrega). Se ovacionó de salida al de Escolar y al de Sobral y en el arrastre al de Pallarés y al de La Palmosilla. Todos estuvieron bien presentados en el tipo de su encaste.

Javier Castaño (de teja y oro): silencio y bronca.
Rubén Pinar (de purísima y oro): ovación y pitos.
Gómez del Pilar (ovación y silencio).

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