Adrián de Torres cambió una oreja por una bronca tras dos avisos por culpa de los aceros. Por poco no se le fue el toro al corral. Ángel Sánchez salió corneado de Las Ventas, pero, afortunadamente, se libró de algo mucho más serio. Por su parte, Román tiró de valor como acostumbra, pero no atraviesa su mejor momento, al igual que le sucede a Adolfo Martín.

Confirmó la alternativa Adrián de Torres con «Sevillanito», un toro de Adolfo bien presentado y que demostró estar justito de fuerzas. Sin embargo, a pesar de que hubo alguna protesta, no blandeó lo suficiente como para ser devuelto. Empezó Adrián de Torres su faena de muleta en los medios, dando mucha distancia al toro para torear sobre la derecha. No obstante, fue tropezado y es que este inicio no es el mejor para un albaserrada. El toro mostró siempre su peligro por ese pitón derecho, colándose al segundo o tercer muletazo. A pesar de ello, el torero estuvo muy firme, tragando mucho. Teniendo en cuenta esa condición del toro de vencerse hacia dentro o quedarse debajo, hay que decir que faltó toreo al natural, y es que en los pocos naturales que dio demostró la buena muñeca izquierda que tiene el andaluz.

Mejor toreó al noble cuarto, aunque tardó en cogerle el pulso. De nuevo empezó citando al toro casi desde los medios, en esta ocasión con la izquierda. Su toreo tuvo verdad, pero no se terminó de acoplar a la despaciosa embestida del adolfo hasta las dos últimas series antes de irse a por la espada de matar. Ahí si logró muletazos muy templados, tirando del animal con muchísima suavidad y sin inmutarse cuando este se le paraba. Se fue a por la espada de matar para acto seguido arrojarla a la arena (¡vaya tontería!) junto con la de ayuda que ya estaba allí. Al tratar de torear al natural con la derecha el toro le pisó la muleta y lo desarmó en mal momento, ya que había una buena comunión con los tendidos. Volvió a dar estos naturales con la derecha enfrontilado antes de su sainete con los aceros. ¿Cuántas veces descabelló? Escuchó dos avisos y la bronca del público, que pasó de aplaudirle a pitarle viendo que no era capaz de matar al toro.

Ángel Sánchez tuvo un adolfo más escurrido, pero con bastante cara, que no dio opciones. Adrián de Torres entró en el turno de quites para realizar unas gaoneras de mucho mérito con este tipo de toros. Bien Sánchez no queriéndose dejar ganar la partida al quitar por vibrantes chicuelinas, ya que el toro era tobillero y reponía. Curro Javier puso dos excelentes pares de banderillas y saludó la correspondiente ovación junto a Prestel. Con la muleta la faena no tuvo historia.

El sexto era un toro hondo y acapachado. En la Venta del Batán estaba pendiente de todo y loco por arrancarse.

Sin embargo, en la plaza manseó en los primeros tercios, durmiéndose bajo el peto y saliendo suelto. Desarolló sentido durante la lidia y sacó genio. Pegó una fea voltereta que hizo volar por los aires a Ángel Sánchez. Volvió dolorido a la cara del toro con una cornada que no se apreció en su vestido, pero tras un inoportuno tropezón al entrar a matar el toro le volvió a coger, cayendo peor incluso que en la anterior y quedando inconsciente. Por suerte «Aviador» no hizo presa en un derrote que le tiró al cuello.

«Verduras» gustó muchísimo en El Batán por esos pitones astifinos, casi vueltos hacia atrás, y por su viveza en la mirada. Aunque se mostró algo reservón al principio, mostró casta en la muleta de Román. El valenciano trató de dejársela puesta para ligar, pero lo hizo despegado. No era un toro fácil para estar delante. Al final de la faena logró la serie de mayor mérito, con más ajuste.
Con el inválido quinto no tuvo opción ninguna. Aquí no estuvo nada acertado el presidente manteniéndolo en el ruedo, pues se caía constantemente. Lo que sí debió hacer Román es matarlo decentemente, pero su estocada hizo guardia.
Plaza de toros de Las Ventas (media plaza): toros de Adolfo Martín, bien presentados en líneas generales. Destacó la casta del segundo y la nobleza del cuarto en una corrida complicada sin ir sobrada de fuerzas.
– Adrián de Torres, que confirmaba alternativa (de blanco y oro): ovación tras aviso y bronca tras dos avisos.
– Román (de espuma de mar y plata): ovación tras aviso y silencio.
– Ángel Sánchez (de marfil y azabache): silencio en ambos.

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