Miguel Ángel Perera ha reivindicado su condición de figura del toreo hoy en Valdemorillo. Aunque tras la pandemia parecen haberle relegado a un segundo plano, el pacense hoy ha dejado claro que no ha dicho su última palabra en el toreo. Claro, que para ello ayudó un gran toro de Montalvo, «Trabuquero«, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Fue este un toro más alto que los anteriores, que parecían novillitos. El toro rápido apuntó su buena condición y cumplió en el caballo, aunque no pasó de un puyazo correcto. El quite por gaoneras fue ceñido, pero muy enganchado.
Sin embargo, la lidia de Curro Javier fue extraordinaria y eso también contribuyó al posterior juego del de Montalvo. Se desmonteró Curro junto a Javier Ambel, que puso dos buenos pares de banderillas.
Perera brindó al público y empezó en los medios por cambiados por la espalda, su clásico prólogo.
Con la derecha cuajó algunas series rotundas, con el toro arrancándose con prontitud y Perera ligando en un palmo de terreno.
Con la izquierda la faena bajó. Al natural Miguel Ángel no tiene el mismo poderío. Por eso, tuvo que volver a la derecha para volver a dar otra gran serie con la derecha de muletazos largos. Las dos orejas en Valdemorillo eran de ley, pero el público pidió el rabo porque el presidente sacaba y guardaba los pañuelos en vez de dejarlos, por lo que la mayoría pensaron que solo se le había concedido una. Lo solventó bien el presidente sacando el pañuelo azul, premiando al toro con la vuelta al ruedo. Total, la gente no conoce ni el significado de los colores de los pañuelos.

Ya con el toro que abrió plaza y temporada en la Comunidad de Madrid se vio a un Perera muy despejado de mente. El torito rozaba la invalidez y Perera lo sujetó pulseando las embestidas del animal en una labor de enfermero, pero que no todos serían capaces de hacer.

No lo hicieron ni Ginés ni Cayetano, que no tuvieron toros, pero se pusieron pesados sin poder sacar nada.
El primero de Ginés Marín salió con muchos pies, pero tras una fea voltereta se vino a menos. Otra más se dio en el inicio de faena de Ginés que, como decía, no tuvo su tarde.
Toreó despegado y mató de una estocada honda.

El que cerró la tarde acortó mucho el recorrido y Ginés debió matarlo antes, pero la música también influyó en que se prolongasen innecesariamente las faenas, tocando ya con los toros totalmente apagados.
El primero de Cayetano tuvo menos fuerza aún que el primero de Perera. A Cayetano Rivera las ganas nunca se le pueden negar y trató de agradar, ligando algunas series con empaque sobre la derecha, pero la faena no cogió vuelo. Destacó un gran cambio de mano.
Estuvo inteligente al cambiarle los terrenos al toro en la suerte suprema, ya que se estaba distrayendo con las mulillas, mas aún así pinchó dos veces.
El quinto apuntaba mejor condición, pero como el tercero se pegó una fea voltereta y no cumplió con las expectativas. Al menos este estaba bien presentado. Mucho mejor presentados los tres últimos que los primeros.
Cayetano tuvo que tirar de alardes de cara a la galería al final de la faena (como un desplante de rodillas) para conectar con el tendido.

Plaza de toros de La Candelaria de Valdemorillo (lleno aparente). Toros de Montalvo desiguales de presentación (mal los tres primeros, mejor los últimos). Pecaron de falta de fuerza y casta salvo el gran cuarto, «Trabuquero», premiado con la vuelta al ruedo: un toro bravo, aunque le faltó algo de humillación.
– Miguel Ángel Perera (de frambuesa y oro): oreja y dos orejas tras aviso.
– Cayetano (de azul pavo y oro): silencio y ovación tras aviso.
– Ginés Marín (de azul rey y oro): silencio en su lote.
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