«COMISARIO»: UN NOVILLO DE LÍO GORDO

Otra vez Fuente Ymbro y otra vez un novillo de bandera. ¿Así quién le puede decir a la empresa que no pueden repetir cada dos por tres a la misma ganadería?
Ricardo Gallardo sigue agrandando su currículum en Las Ventas y le brindó a José Fernando Molina la oportunidad de hacer lo propio. El de Albacete ya sabe lo que es de descerrajar la Puerta Grande, lo hizo en junio, antes de este certamen de verano, mas pesó más el recuerdo de esa actuación que la de julio a la hora de meterlo en la final. Total, que entró sin merecerlo (debió haberlo hecho Fernando Plaza) y se ha llevado el certamen, y es que si te llevas el lote ya tienes casi todo hecho.

Porque en realidad Molina no aprovechó la bravura y calidad del segundo novillo, «Comisario», o tal vez lo hizo pero solo a medias. El novillo era para cuajarlo, cortarle las dos orejas y salir lanzado de cara a la alternativa que tomará en poco más de un mes. Con el ruedo aún muy mojado por la tormenta caída tras el primero de la tarde, el novillo acudió presto al caballo y lo derribó en el primer encuentro. Cumplió en el segundo. Durante la lidia ya mostró su largo recorrido.
Molina empezó por cambiados por la espalda a pies juntos antes de ligar las series con facilidad, pero también con poco ajuste, por lo que la plaza se dividió. Después de dar una serie al natural, volvió a la derecha para rematar esta serie con un sensacional redondo al natural tras el cambio de mano de esos que tanto gustan en Madrid. Dejó media estocada en buen sitio algo tendida y cortó una oreja con protestas. El novillo fue fortísimamente ovacionado en el arrastre.

Tampoco fue malo el quinto, pero se vino a menos y no permitió a Molina hacer esa faena con la que abrir de nuevo la Puerta Grande, aunque la oportunidad ya la había tenido con «Comisario». Aún así hubo una irrisoria petición de oreja autobusera que, afortunadamente, el presidente no atendió. La faena había sido muy discontinúa y ahogando al novillo.
Lo más destacable fueron los quites capote a la espalda: «El Niño de las Monjas» por ceñidas gaoneras y Molina por saltilleras.

El sexto fue interesante por complicado: se quedaba debajo sabiendo lo que se dejaba atrás y soltaba derrotes. «El Niño de las Monjas» hizo un esfuerzo desde el prólogo de la faena con una arrucina de rodillas hasta robarle unas series meritorias, aunque sin un ápice de elegancia. Con la espada estuvo pésimo, clavando la espada hasta en dos ocasiones de forma casi paralela a la columna del animal. Tendida no, lo siguiente. Entre medias también hubo un pinchazo. Cuando el novillo se echó sorprendentemente, el puntillero lo levantó hasta en dos ocasiones, teniendo que echar mano del descabello el novillero para darle muerte él.

Con el tercero, al que recibió a portagayola, estuvo francamente brusco, pegando muchos trallazos que hicieron perder las manos al novillo.

«Calerito» tuvo, probablemente, el peor lote, pero demostró que es el que más arte tiene de la terna. Sin hacer realmente nada reseñable, su forma de andar a los novillos, sus remates y sus verónicas evidenciaron torería.

Plaza de toros de Las Ventas (7.824 espectadores según la empresa): novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, algunos con cuajo de toros y de juego desigual, destacando el bravo y noble segundo, ovacionado en el arrastre.

– «Calerito» (de azul marino y oro): silencio y silencio tras aviso.
José Fernando Molina (de verde hoja y oro): oreja con protestas y vuelta al ruedo con protestas.
–  «El Niño de las Monjas» (de melocotón y oro): silencio en su lote.

*Al finalizar el festejo se anunció que el ganador del certamen es José Fernando Molina.

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