La ganadería de Jandilla llegaba a Madrid tras una gran corrida en Valencia y otra de nota en Sevilla, que permitió ver la que posiblemente sea la corrida del año, aunque los pitones de esa tarde fueron algo sospechosos.
En Madrid, sin embargo, lleva tiempo sin echar una buena corrida, a excepción del toro «Hebrea» en 2017.
Hoy venía una corrida íntegra, bien presentada, pero que no se prestó al lucimiento de la terna.
El mejor lote se lo llevó Sebastián Castella, un torero con idilio con esta ganadería, pero el francés hace años que está alejado de su mejor nivel.
Su primera faena fue de más a mucho menos. Empezó sometiendo por bajo, un inicio poco habitual en él y, a continuación, se puso a torear en redondo con la derecha, cargando la suerte. Dejó un derechazo convertido en circular eterno, muy despacio.
Luego cogió la izquierda y se tomó más precauciones. Tampoco el toro ayudó por ese pitón, y cuando volvió al derecho, la faena ya había perdido toda la intensidad. El arrimón, innecesario. Al menos en esta ocasión no lo alargó tanto como en el cuarto de la tarde.
En ese toro se puso realmente pesado y toreando muy al hilo. En esta ocasión sí empezó con sus clásicos cambiados por la espalda, muy ceñidos y con el mentón abajo, mucho más torero que los recortes que hacen el resto. No obstante, esta vez fue desarmado.
Fuera de sitio realizó una faena de más a menos en la que de nuevo se puede destacar otro pase circular al ralentí, en esta ocasión fue un natural tras el cambio de mano.
Confirmó la alternativa Téllez, sin suerte esta tarde. En el primero, de muy pocas fuerzas y recorrido, no pasó nada destacable y tras la espera de toda la tarde hasta actuar de nuevo, el público ya estaba decepcionado ante el sopor de tarde.
Realizó un quite por saltilleras, pero fue este sexto el más encastado de la tarde y Ángel Téllez estuvo incómodo con él. No era un toro nada fácil para estar delante el día de la confirmación de alternativa y, además, alargó la faena demasiado. Otro que se puso pesado, aunque hay que entender las ganas de quien confirma.
A Emilio De Justo le esperábamos con ansia todos los aficionados, pero hoy no le pudimos ver. Otro lote sin opciones y Emilio se justificó. Estuvo correcto, pero sin poder demostrar nada.
Un petardo de tarde.
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