Manuel Jesús «El Cid» se ha contradicho a él mismo y ha anunciado su vuelta a los ruedos. En realidad, nunca ha dejado de torear festivales, pero ahora volverá a enfundarse el traje de luces y, ¡ojo!, lo hará previsiblemente en las plazas de mayor importancia: la primera parada Valencia con los victorinos. Nadie entendió mejor que él a esta ganadería, pero de eso han pasado muchos años.
Tardó demasiado en irse. De hecho, en 2015 se la jugó todo a una carta encerrándose con seis victorinos (precisamente) en Las Ventas, para tratar de recuperar su sitio. La apuesta le salió cruz y esa misma tarde debió haber sacado la vergüenza torera y cortarse la coleta. No lo hizo: prefirió seguirse arrastrando por las plazas con tal de seguir ganando dinero. Motivo por el que imagino que ahora volverá.

Para colmo, anunció en 2019 que esa sería esa su última temporada en activo, lo que le valió hacer un tour por España y así recoger el cariño del público, que por otra parte bien ganado se lo tenía. El Cid ha sido uno de los toreros más importantes de la primera década del siglo XX, sin ningún lugar a duda, mas su última gran faena data del año 2013 (la realizada en Madrid a «Verbenero», de Victoriano del Río), que fue un oasis en medio del desierto en el que ya se encontraba por aquel momento.
Por eso, la reaparición del Cid es un lastre, pues con el empresariado taurino tan bueno que tenemos (nótese la ironía), solo va a servir para quitar puestos a toreros que aún tienen una carrera por escribir. Por ejemplo, en las duras, Sergio Serrano o Gómez del Pilar.

Otro que vuelve es Castella. Aquí tienen mi opinión de cuando se retiró hace solo dos años, que poco ha cambiado desde entonces:
https://criticataurina.com/2020/10/01/castella-se-retira-mi-opinion/
El que estará contento será Manzanares, ya que Castella es su telonero. También estará feliz Talavante, al que tampoco le gusta abrir plaza. Por cierto, Castella, Manzanares y Talavante compartirán cartel en la Feria de Fallas… un cartel más propio de hace diez años. Ahora, ni Manzanares, ni Talavante están bien. Veremos Castella.
Y sobre Alejandro Talavante, este es otro que también se quitó para luego volver, pero su caso es bien distinto, ya que lo dejó en un momento de plenitud artística. El problema ha venido tras su esperado (este sí era esperado) regreso, ya que parece habérsele olvidado torear.
Alejandro ha pasado de ser uno de «mis toreros» a que no me interese nada, pero nunca hay que dar a Tala por muerto. No sería su primera resurrección.
Lo que no puede ser es que a Talavante, Manzanares y Castella se les mida por lo que fueron un día y, bajo el abrigo de una casa empresarial fuerte, estén colocados varias tardes en los mejores carteles de las ferias más importantes, mientras que aún no aparecen en los avances nombres como los de un torerazo como Ginés Marín, un artista como Juan Ortega o uno de los triunfadores del año pasado como Daniel Luque. Por no hablar de Paco Ureña. ¡Qué torero más maltratado! Ídolo de Valencia y Madrid y resulta que no hay hueco para él. Esperemos que al menos en la capital se puedan arreglar las cosas. Aún hay tiempo hasta ese 1 de febrero en el que se presentará de forma oficial San Isidro.
Y para concluir este artículo, recordar que también vuelve Juan del Álamo tras un año en blanco.
Y hay rumores de que Ponce podría reaparecer en Istres en el mes de junio. De momento son solo rumores y el propio torero lo niega… pero hasta el viernes El Cid también negaba su reaparición.
Ponce merece una despedida acorde a su grandiosa trayectoria, pero debe ser algo puntual, ya que desde su cogida en Valencia en 2019 andaba también fatal. Que no emborrone su carrera.
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