Ya lo dice ese dicho del que estamos teniendo que tirar más de la cuenta en este San Isidro: «corrida de expectación, corrida de decepción». ¡Qué petardo del Puerto de San Lorenzo! Bueno, del Puerto no. De todas las ganaderías que hoy lidiaron. ¡Parecía una concurso! El Puerto de San Lorenzo, La Ventana del Puerto, Valdefresno y El Vellosino dieron al traste con la corrida de mayor expectación de la feria. Al menos, así lo reflejó la taquilla: fue la primera corrida en colgar el «No hay billetes».
Emilio de Justo volvía a Madrid tras su Puerta Grande del 11 de mayo. Fue un regalo de Puerta Grande, de ahí que el público venteño ni siquiera le sacase a saludar una ovación tras el paseíllo. Normal. Es más, la faena que realizó hoy fue bastante similar a la de hace dos semanas. Peor, pero parecida. Y de haberlo matado bien habría cortado una oreja. Sin embargo, la sensación que nos transmite Emilio es que no es el mismo de antes de aquella fatal cogida en su encerrona en esta misma plaza.
Combinó un capotazo o un muletazo francamente bueno con uno enganchado. Además, la mayoría de los derechazos fueron despegados, haciendo uso del pico de la franela. No obstante, sus pases de pecho son sensacionales y, por ello, terminaba las series entre ovaciones.
Los mejores muletazos fueron al natural. De uno en uno. Vaciando (ahora sí) detrás de la cadera y enroscándose al toro. El pinchazo evitó la concesión de una oreja que, incomprensiblemente, se pidió aún así (si bien la petición fue minoritaria).
También logró ligar algún pase al mansazo de El Vellosino, pero sin ajuste. Además, fue algo efímero, ya que el toro estaba desentendido y loco por las tablas. Qué ganadería tan podrida. La peor junto a Juan Pedro Domecq.
Manzanares abrió plaza por primera vez en Madrid. En el primer turno se encontró con un inválido de Valdefresno que remendaba la corrida. ¿Por qué no se devolvió? Qué vergüenza. Perdió las manos varias veces en la faena, por lo que José Mari debió abreviar. No lo hizo, aunque hay que reseñar que acabó sacando una buena serie, mas el toro no transmitió nada.
Tampoco pudo hacer mucho con el domecq de La Ventana. Otro toro justito y sin nada dentro.
Roca Rey ratifica su mala feria. Malísima, si tenemos en cuenta su condición de máxima figura. Al menos en la taquilla, porque toreo poquito… Aún así, Madrid estuvo especialmente duro con él. Hay que medir a todos bajo el mismo rasero. No puede ser que Emilio use el pico y lo protesten cuatro y a Roca le griten «miau» cada vez que da un pase. Tampoco es eso, aunque el toro no estuviese bien presentado, pero cada cosa tiene su momento.
Fue ese el primero de los dos toros de La Ventana que mató (es decir, nada de Atanasio). Andrés tardó en cogerle el puslo con la derecha hasta dejar alguna serie más abandonada, aunque de perfil y escondiendo la pierna de salida. Los naturales fueron auténticos trallazos. Ahí si que no estuvo. Lo mejor llegó con la pirotecnia de unas bernadinas de infarto, cambiando el viaje del toro.
Con el sexto se consumó el petardo. Roca trató de justificarse con unos circulares que no vienen a cuento en Las Ventas.
Plaza de toros de Las Ventas (lleno de «No hay billetes»): toros de Valdefresno (inválido), El Puerto de San Lorenzo (devuelto el segundo, bastante bueno el quinto), La Ventana del Puerto (sin transmisión) y el sobrero de El Vellosino (manso y corraleado).
– José María Manzanares (de púrpura y oro): ovación con protestas y silencio.
– Emilio de Justo (de grana y oro): silencio y ovación tras aviso.
– Roca Rey (de catafalco y oro): división de opiniones y silencio.
Crítica taurina 